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Rubén Quiroz Ávila

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En 1940, un grupo de filósofos entendió que era necesaria que una comunidad de intelectuales fuera de los muros universitarios hiciera una defensa constante de la importancia de pensar y debatir académicamente con libertad y flexibilidad temática.

Hay muchas razones por las cuales algunos de nuestros mejores exponentes intelectuales optan por no quedarse en la patria en que nacieron. Claro, están desde las decisiones estrictamente personales a aquellas en las que las oportunidades han sido más atractivas en los linderos extranjeros. Suele suceder que antes de retener el talento lo más frecuente es hostilizarlos de diversas formas.

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