Edwin Oviedo, expresidente de la FPF, rompe su silencio: “Preferí la cárcel antes que ceder ante los chantajes”
Hace muchas revelaciones en su libro 'El caso Oviedo, la verdadera historia', entre ellas que Martín Vizcarra influyó ante el MP para su encarcelación.
Señor Oviedo, ¿qué pasó con la acusación contra usted vinculada al caso “Los Cuellos Blancos del Puerto”? Se le señaló como presunto financista de la organización criminal, a raíz de interceptaciones telefónicas que lo relacionaban con el entonces juez supremo César Hinostroza. ¿Qué nos puede decir al respecto?
En 2018, salieron audios con conversaciones que tuve con ese juez, pero que no tenían nada delictivo. Dijeron que yo era el financista. Por eso me detuvieron y las fiscales me hicieron una propuesta: que hiciera una serie de denuncias. Después de dos años, me entero de que estas dos fiscales, Sandra Castro y Rocío Sánchez, eran amigas de Martín Vizcarra y habrían actuado bajo presión política. Esa fue una acusación infundada. La Fiscalía terminó pidiendo el sobreseimiento, porque nunca cometí ese delito. Y el Poder Judicial, a través del juez, también me sobreseyó en ese proceso. Todo quedó claro: no hubo prueba alguna en mi contra. Hoy el caso Cuellos Blancos sigue siendo investigado, pero yo ya no formo parte de este proceso.
¿Usted conoció a Antonio Camayo?
Antonio Camayo, en ese tiempo, era mi amigo porque yo lo conocí en La Parada, trabajando en los años 90, más o menos. Entonces, él me presenta a algunas personas, como el juez César Hinostroza, en el año 2017, cuando nuestra selección peruana de fútbol había generado una expectativa y estábamos cerca de ir a un Mundial, peleando el repechaje. Yo recibía llamadas, sin saber quiénes eran. Como provinciano, no podía negarme a un saludo o una conversación.
¿En los audios entre el juez César Hinostroza y Antonio Camayo se habla de entradas para los partidos de la selección?
En esos audios que se escuchan entre el señor Antonio Camayo y el señor Hinostroza no hay nada delictivo, solamente son pedidos, consultas, porque en ese momento –no sé si recuerdas– ellos querían comprar entradas, y las entradas estaban relacionadas con el Mundial de Rusia. Para ello, había que tener un FAN ID. Era la primera vez que se estaba implementando; cualquiera no podía comprar una entrada.
Primero tenías que tener el FAN ID, que era como un pasaporte para comprar las entradas. Es más, nuestra gente de la Federación, en el área de marketing, viajó hasta Rusia para que los prepararan en qué consistía el FAN ID.
Entonces, en los audios lo que se escucha es: “Oye, ¿cómo es esto?”. Yo digo: “Voy a averiguar, voy a consultar”.
¿Por ese caso estuvo en prisión preventiva? ¿Fue algo injusto?
Totalmente. En el libro explico que las prisiones preventivas, como la mía, que duró más de 500 días, a veces se usan para presionar, para forzar declaraciones. En mi caso, fue porque me negué a ser un instrumento para denunciar a personas que ni conocía.
¿Puede explicar mejor esa propuesta?
Cuando estuve detenido en la Prefectura, me ofrecieron protección a cambio de que denunciara a políticos, congresistas, jueces supremos y fiscales supremos. Recuerdo que la fiscal Sandra Castro me dijo: “Su valla es alta”. También me dijeron que debía cambiar de abogado (dejar de lado a César Nakazaki); que ellos me recomendarían uno que no me costaría mucho. Pero todo eso a cambio de traicionar a personas que ni conocía. Lo rechacé. No acepté. También la fiscal Rocío Sánchez me reiteró la solicitud, indicándome además que tendría una casa de seguridad y que estaría cómodo.
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