Ismael Benavides: Se viene la crisis mundial el 2023
El orbe enfrentará recesión e inflación juntas (estanflación), según la mayoría de financistas globales y el gurú Nouriel Roubini. Nuestro país se preparó por años para este tipo de situaciones, pero “estos salvajes no saben manejar” la economía, por lo que, si no hay cambio de rumbo, o el actual jefe de Estado se aferra al poder, el Perú se irá al abismo.
Por Fidel Quevedo
La muy común expresión “cuando Estados Unidos estornuda, Latinoamérica sufre de pulmonía”, es más o menos lo que se podría temer luego de las declaraciones de los principales líderes del mundo financiero, como Elon Musk, de Tesla, o Raj Subramaniam, líder de Fed Ex, o el propio Gary Friedman de “Restoration Hardware”, quienes han afirmado que se avecina una “catástrofe financiera” en Norteamérica para este 2023, producto de la recesión que avizoran los más importantes analistas y hombres de éxito financiero en el planeta.
Aunque, como es natural, tales pronósticos son motivo de preocupación para nuestra estabilidad financiera, tal efecto recesivo que afectaría a la población norteamericana, en realidad nos debería importar mucho menos, en la medida en que –como dice el exministro Ismael Benavides– “en el Perú estamos haciendo méritos propios para hundirnos en una auténtica catástrofe monetaria, producto de las ‘barrabasadas’ que hace este ‘bruto’ e irresponsable gobierno con la economía peruana”.
Benavides lamenta el ruido y la inestabilidad política que genera el régimen de Castillo, además de echar por tierra todo lo avanzado en las últimas décadas, en donde el país supo “capear el temporal” de crisis globales mucho más agudas, como la del 2008, cuando gracias al manejo inteligente y mesurado de la economía, la población “apenas si sintió la crisis global”.
En esa línea, el exministro considera peligroso e inhumano que el régimen de Castillo coloque a la población –sobre todo a la menos favorecida del país- en un riesgoso desabastecimiento de alimentos, por ejemplo, como consecuencia de las fallidas adquisiciones de fertilizantes (urea) que, en la mayoría de regiones productoras de alimento como la papa, calculen una disminución de su producción en más del cincuenta por ciento.
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