Jorge Coaguila, una vocación interminable
Conocido periodista es también el antólogo de “Perú: crónicas y perfiles”.
En una reciente película, “La librería” (“The bookshop”), de Isabel Coixet, hay un intelectual misántropo que se deshace de toda cubierta ilustrada de un libro. En contrapartida, el libro “Una búsqueda infinita” (Tierra Nueva, 2018), del periodista Jorge Coaguila, cuenta con ilustraciones y llamativas leyendas como complemento de los textos, como si hasta en ese aspecto quisiera trasladar una de las características del periodismo escrito al libro. Los temas que atraen a Coaguila son tan variados como ecléctica es su visión del periodismo: meditaciones en torno de las dedicatorias de libros o el poco apreciado oficio de corrector, crónicas (brillantes) sobre los cementerios de Lima o sobre Iquitos, así como entrevistas muy bien elaboradas, entre las cuales resalta nítidamente la ofrecida por la poeta Blanca Varela. También en el 2018 publicó “Perú: crónicas y perfiles” (Revuelta Editores, 2018), antología que agrupa crónicas que develan todos los extremos sociales y culturales del Perú, entre la nostalgia palmista de una pareja adinerada tras la edificación de una residencia neocolonial (Luis Jochamowitz) y el malditismo de Martín Adán en la memoria familiar (Daniel Titinger), hasta una formidable narración del caso de Clímaco, “el asesino del martillo” (Elsa Úrsula), entre otros textos seleccionados (incluidos los ‘marketeros’ Bayly y Ortiz).
—“Una búsqueda infinita” reúne artículos, reseñas, crónicas y entrevistas de tu autoría, publicados en un periodo de dos décadas. Al margen de la intención antológica, ¿no crees que esta variedad de formatos periodísticos le resta unidad al libro?
Es cierto que no hay una unidad muy fuerte, pero es como un diario en cierto sentido. Hay de todo: entrevistas, crónicas, reseñas, artículos. Lo único que deseo que los una es la práctica del buen periodismo. Para ello, he tratado de investigar lo más que he podido y he corregido mucho. He tenido en cuenta a dos de mis maestros de la Universidad de San Marcos: Manuel Jesús Orbegozo y César Lévano, con quienes solo no he compartido su línea política. También a grandes periodistas de nuestro medio: lo incisivo de César Hildebrandt, el ojo de Guillermo Thorndike, la obsesión de Julio Villanueva y más, muchos más, no solo del Perú.
—En tus textos periodísticos son recurrentes las referencias literarias, ¿el periodismo reemplaza de alguna manera una vocación aún no consumada de escritor? ¿Has pensado escribir o tienes inédito algún texto de ficción, o solo te reivindicas como lector de literatura?
Tengo textos de ficción inéditos, pero la frontera de si lo que escribo es cierto o no para mí no es tan importante. Ser periodista no excluye mi vocación literaria. La complementa. En otro sentido, el peso o la lectoría de obras de no ficción ha crecido mucho. Uno ingresa a una librería y observa que libros de reportajes o biografías compiten de igual a igual con novelas. Es más, la gente cree que es más provechoso leer un libro sobre la captura de Abimael Guzmán que una novela que tiene este tema. Eso lo he escuchado en varias ocasiones. En fin, como decía Ribeyro, lo importante es escribir bien, sin importar los géneros. Esto lo decía cuando le preguntaban si creía que era mejor cuentista que novelista.
—En el prólogo de “Perú: crónicas y perfiles”, lamentas el predominio de crónicas escritas por hombres en tu selección, un poco creo motivado por el discurso de la paridad de género, ¿pero no crees, en la línea de una respuesta de Blanca Varela sobre la poesía (que incluyes en tu otro libro), que la única exigencia válida es la calidad?
Es cierto que esa debe ser la única exigencia válida, pero también es bueno darle un espacio a un sector que ha estado marginado. Esto le daría un impulso. Con ello no digo que no hay periodistas muy valiosas.
—El libro “Una búsqueda infinita” se inicia con la encuesta sobre las diez mejores novelas peruanas, que Alonso Rabí y tú realizaron para la revista Debate hace 25 años. Si volvieras a hacer hoy una encuesta similar, ¿compartes la percepción de que las más altas votaciones las obtendrían casi las mismas novelas?
Pienso que Mario Vargas Llosa tiene ahora mayor reconocimiento, aparte del Nobel recibido en 2010. Pienso que su novela “Conversación en La Catedral”, que figura en el cuarto lugar, estaría en uno de los dos primeros lugares. Entre otras cosas, trata un tema muy actual: la corrupción gubernamental. La encuesta se publicó en 1995, poco después de que este autor publicara sus polémicas memorias “El pez en el agua”, en que critica en cierto capítulo el oportunismo de varios intelectuales peruanos. Esto afectó, sin duda, un mayor aprecio a su obra. No quiero decir con esto que los libros de José María Arguedas, Ciro Alegría o Alfredo Bryce carezcan de valor, pero las preferencias cambian.
EL PERIODISMO COMO BÚSQUEDA
Jorge Coaguila es licenciado en Comunicación Social por la universidad de San Marcos. Ha colaborado en diversos medios, como Caretas, El Sol, El Peruano y El Comercio. Entre otras de sus publicaciones figuran “Ribeyro, la palabra inmortal” (2018) y “Vargas Llosa, la mentira verdadera” (2017). “La búsqueda infinita” es una reedición revisada y aumentada de “En el bosque infinito”, originalmente publicado en 1996.
ARTURO DELGADO GALIMBERTI


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