León XIV: ¿por qué el nuevo papa Robert Prevost adoptó este nombre?
¿Tiene alguna relación con la prédica de Francisco?
Apenas pronunciadas las palabras “Habemus Papam”, el mundo católico recibió con sorpresa y emoción a Robert Francis Prevost como el nuevo líder de la Iglesia. Pero más allá de su origen estadounidense-peruano o su experiencia misionera en el norte del Perú, una pregunta se abrió paso entre los fieles: ¿por qué eligió llamarse León XIV?
La tradición dicta que, al ser elegido, el papa debe adoptar un nuevo nombre como símbolo de una transformación espiritual. Esta costumbre se remonta al siglo VI, cuando Mercurio, un diácono cuyo nombre evocaba a un dios romano, decidió llamarse Juan II al ascender al papado. Desde entonces, cada pontífice elige un nombre que refleja su visión, su inspiración o el legado que desea honrar.
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En el caso de León XIV, el gesto no fue casual. El nuevo papa se sitúa en una línea histórica de pontífices que portaron ese nombre con carácter y convicción. Entre ellos, destaca León I el Magno, el primer vicario de Cristo en ser proclamado doctor de la Iglesia, célebre por enfrentar a Atila el Huno y defender la primacía romana. Más cercano en el tiempo, León XIII fue recordado por su encíclica Rerum Novarum, en la que sentó las bases de la doctrina social católica moderna.
Al adoptar este nombre, Prevost parece enviar un mensaje claro: continuar el legado de una Iglesia firme en la doctrina, pero profundamente comprometida con la justicia social.
¿León XIV continuará con legado de Francisco?
Su elección también guarda un guiño directo al pontífice que lo precedió. Jorge Mario Bergoglio eligió llamarse Francisco en 2013, inspirado por San Francisco de Asís, el santo de la humildad, la pobreza y el cuidado de la creación.
Durante su primer discurso como papa, Prevost no ocultó su admiración por el argentino y prometió dar continuidad a sus reformas: “Quiero una Iglesia misionera, acogedora y sinodal, como soñaba Francisco”, dijo en español, recordando además sus años como obispo en Chiclayo.
Otra curiosidad que rodea al nombre León es su fuerza simbólica. En la iconografía cristiana, el león representa la valentía y la protección del rebaño, dos cualidades que el nuevo pontífice ejerció tanto en Perú como en Roma, donde se desempeñó como prefecto del Dicasterio para los Obispos.
El nombre León XIV podría marcar el inicio de un pontificado que combine la fuerza doctrinal con una sensibilidad pastoral, sin perder de vista las prioridades de su predecesor: los más pobres, los migrantes, el medio ambiente y la lucha contra los abusos dentro de la Iglesia.
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