ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

100 años luchando por la democracia

Imagen
Fecha Publicación: 09/05/2024 - 22:30
Escucha esta nota

Si bien es cierto que ha tenido altas y bajas, es innegable que el Partido Aprista Peruano se ha mantenido vigente y ha marcado profundamente la historia de la política peruana, con luchas sociales reivindicativas que aseguraron los derechos laborales y el voto universal, a pesar de los años de persecución y violencia que sufrieron y que, directa e indirectamente, sentaron las bases de la forma en la que en el Perú se hacía política durante el siglo XX, con mártires a cuestas y cientos de militantes presos y asesinados durante las distintas dictaduras que marcaron nuestra historia republicana hasta hace solo unas pocas décadas, contra las que nunca dejaron de luchar.
Hace unos días, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), fundada en México por Haya de la Torre, cumplió 100 años de existencia, algo que ningún otro partido político peruano ha logrado a lo largo de nuestra historia republicana, habiendo contado con dos gobiernos, uno durante el siglo XX y otro al iniciar el XXI.
Aunque a la fecha no cuentan con representación parlamentaria, hace unas semanas una encuesta confirmaba que casi el 40% de los peruanos consideran que el APRA tiene oportunidades de volver al congreso e incluso a la presidencia. Claro, esto no significa que ese porcentaje vaya a votar por el partido aprista o que sí o sí superarán el mínimo porcentaje que les permitió tener representación el 2016. Pero sí que el APRA se mantiene en el imaginario de los peruanos como un partido presente en la política nacional.
Es probable que, el 2021, el contexto sociopolítico de la pandemia de COVID-19, la lucha en las calles contra el “lagarto” Vizcarra y, posteriormente, contra el, para muchos (entre los que me incluyo), ilegítimo gobierno “caviar” de Sagasti, les hubiera permitido mantenerse en la arena política; claro, esto es solo parte del “not fact history” o la historia de lo que no fue. Se debe recordar, que, en las últimas elecciones, extrañamente, el partido aprista no logró inscribirse a tiempo para postular, perdiendo su inscripción legal, algo que más sonó a sabotaje interno que abuso del sistema controlado por la oposición (al que ya habían enfrentado suficiente como para fallar).
Sin embargo, su reactivación fáctica en el marco de la lucha democrática contra el gobierno delincuencial de Castillo, con presencia permanente en las marchas, muchas veces enfrentándose a puños con las fuerzas de choque de Castillo, e incluso con militantes arrestados por protestar, incluyendo adultos mayores, como la militante Ita Paredes, que fue arrestada en vivo y en directo en televisión nacional, con una bandera en la mano, por la que peleaba tenazmente mientras la policía intentaba desbanderarla, han dado como resultado que, más allá de sus diferencias y problemas internos, que siempre han existido (y que claramente existen actualmente), el partido que fundó Haya de la Torre se mantenga vigente como una fuerza de acción política presente en el campo de batalla de la gestión del país.
Estemos o no de acuerdo con sus planteamientos y con su forma de hacer política, que en los inicios estuvo marcada por la violencia (tanto la que recibían como la que daban), y nos guste o no la gente que ha llevado a posiciones de poder a lo largo de su historia, hacen falta más partidos políticos que puedan superar las inclemencias del tiempo, pues es la experiencia histórica lo que termina por sentar las bases de un partido, y es sobre los hombros de los partidos políticos que se construye cualquier democracia; lamentablemente aún insipiente en nuestro caso, y ¿cómo no?, si cada vez que han querido, los dictadores de turno han roto con ella.
Es la madurez política del APRA lo que le permitió surgir de sus cenizas (pues ya muchos lo creían desaparecido luego de perder su inscripción legal) y enfrentarse a un gobierno antidemocrático, que compró a muchos con prebendas y favores; pocos fueron los partidos organizados (incluso algunos con representación parlamentaria) que enfrentaron abiertamente, en las calles, con militantes, el rompimiento con la democracia que Castillo venia generando, y que despertó distintas bases sociales que se activaron, quitándole el monopolio de la toma de calles a los “caviares” (el cual tuvieron desde inicios del siglo XXI) y, tal vez, quitándoles la autoridad social para lograr movilizaciones masivas.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.