12 de septiembre
Dentro de todo lo malo, siempre hay que ver el lado positivo. Son esas pequeñas batallas que ganamos aquellos que defendemos las libertades y la democracia las que nos inspiran para seguir adelante. El día lunes, fue uno de esos días.
El Congreso eligió al General en retiro José Williams Zapata para presidir el poder Legislativo, en reemplazo de la saliente Lady Camones, quien fue retirada del cargo, luego de darse a conocer unos audios perjudiciales, pero sobredimensionados por la prensa “independiente” entre ella y el líder de su partido, César Acuña. La elección misma, también, tuvo un tinte inusual.
En primer lugar, fue atípica porque hubo 6 candidatos. Esto no debería ser tanta sorpresa, teniendo en cuenta que en el Congreso hay 13 bancadas y 6 congresistas no agrupados. Es importante revisar quiénes son los que se separan para identificar la falta de coherencia política y espíritu partidario. Empero, llamó la atención las amplias posibilidades de elección, como nunca se había visto en la historia.
En segundo lugar, y esta es la noticia positiva, la derecha se unió. Los 3 partidos de sólida oposición, propusieron a un solo candidato para evitar que el voto diluido por egos empujara a un congresista afín al gobierno de Castillo para presidir el pleno. Acompañados con la bancada de Acuña, quienes venían con el rabo entre las piernas por su desastroso divorcio con el Presidente, los votos le dieron la victoria al ex jefe del Operativo Chavín de Huántar.
Es anecdótico que quien presida ahora el Congreso sea uno de los responsables de derrotar al terrorismo, ya que el 12 de septiembre sucedió otro hito para celebrar. En esta fecha, pero 30 años atrás, el genocida, sanguinario y terrorista abimael guzman (a quien no le voy a conceder ni la buena gramática) fue capturado gracias a la valerosa Operación Victoria.
Esta operación debería ser recordada por todos los peruanos; sin embargo, no es el caso. La izquierda progresista se ha esforzado en tergiversar la historia para su propia conveniencia. Se han apropiado de la cultura, de la academia y hasta de nuestra propia historia, usando palabras como “conflicto armado”, “activistas” y “terrorismo de Estado” para aminorar al único villano: el terrorismo. Y la razón por la cual actúan de esta manera es la misma por la que han apoyado a este gobierno filoterrorista, comunista y, presuntamente, corrupto: la dichosa “memoria y dignidad”.
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