19 de julio
Aunque ese día también cae miércoles, mejor pergeñamos ahora estos renglones para que se publiquen una semana antes. Van dirigidas, no tanto a los marchantes de la desgastada y mal llamada “Toma” de Lima y demás, sino al Gobierno de turno para que esta vez SÍ preserve el orden y la tranquilidad públicas como manda la Constitución y no como ocurrió antes.
Los promotores de esta malhadada “Toma” condenada al fracaso como las dos anteriores han elegido dicha fecha creyendo que esta vez intentarán emular el contundente paro nacional producido en 1977 y que precipitó el inicio de la transición democrática de entonces. Piensan que los chanchos vuelan y que esa movilización popular sería parecida cuando la realidad hoy es totalmente distinta.
Sin embargo, por supuesto que en la actual coyuntura existen razones y condiciones para expresar la protesta ciudadana en calles y plazas y, quizás, habrá algunos miles que serán altavoz de ella, pero nada sustenta ni justifica la violencia, el bloqueo, los disturbios y el vandalismo ni menos la toma o destrucción de bienes públicos y privados que se produjo hace unos meses que se alientan nuevamente por los mismos grupúsculos subversivos y extremistas reciclados del senderismo terrorista y adláteres.
Insistimos que sí hay motivos para la manifestación pacífica y vaya que los hay contra la deplorable gestión de los poderes políticos y la ineficiencia del Estado en la prestación de los servicios. En ese sentido, que marchen todos los que quieran, pero no hay lugar para los que infiltrados busquen la subversión y los desmanes, a quienes debe reprimirse con las armas de la ley y el poder de la Policía.
El 19 de julio próximo será una buena oportunidad para saber si el insatisfactorio Ejecutivo en ejercicio aprendió la dolorosa lección de que la pasividad frente a la intolerancia y el extremismo es la peor consejera y que las fuerzas del orden (FF.AA. y PNP) no son carne de cañón sino las instituciones tutelares que garantizan el Estado Constitucional y la Seguridad y Desarrollo Nacionales. Esperamos que doña Dina, finalmente, haya entendido el aviso. ¡AMÉN!
Coda: Se nos fue Carlos Raffo Dasso, un peruano imprescindible para estos tiempos difíciles. Empresario, político y consejero sagaz, cocinero como pocos, el mejor golfista amateur que dio estos lares y, sobre todo, Gran Señor. R.I.P.
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