2019: a dos años y medio del Bicentenario
Una de las fechas más trascendentales en nuestra historia será la celebración de dos siglos de independencia. Muchas expectativas se centraron en ese año, quizá la mayor de todas fue la que propuso el expresidente Pedro Pablo Kuczynski: ser miembros de la OECD, lo que en términos prácticos significa formar parte del grupo de países desarrollados.
Llegar a ser parte de ese grupo implica completar un proceso de reformas de carácter multisectorial que transformen nuestra estructura económica, de modo tal que la dinámica de la misma nos permita responder a los retos actuales del mundo moderno y, a la vez, dar solución a las más profundas necesidades de una población todavía desigual, pobre e informal.
Estamos tentados a pensar que los últimos dos años y medio de gobierno no han hecho otra cosa que causar retrasos en la agenda de desarrollo del país, y que los problemas aún no resueltos seguirán acentuando el atraso.
Sin embargo, también podríamos pensar que, si los problemas de corrupción y debilidad institucional se hubieran mantenido “debajo de la alfombra”, tampoco habríamos podido alcanzar la meta del 2021.
En las actuales circunstancias nos corresponde hacer votos para que las reformas judicial y política se concreten lo más pronto posible, pero como empresarios toda nuestra voluntad debe estar dirigida a elaborar la agenda de la competitividad del país porque en ella descansa la posibilidad real de llegar a ser una economía desarrollada.
Para el Perú, su espacio de integración natural está enmarcado en la Alianza del Pacífico. La principal estrategia que tenemos para proyectarnos al mundo con mayor capacidad competitiva es consolidar la alianza económica que tenemos con Chile, Colombia y México. Coincidentemente, nuestros tres socios ya son miembros de la OECD. Colombia fue el miembro número 37 que se incorporó en abril del 2018.
Este hecho nos deja dos mensajes: el primero es que quedaríamos bastante rezagados frente a nuestros tres socios si no recuperamos el tiempo perdido. Las consecuencias económicas futuras serían muy serias porque, mientras más desiguales sean nuestros niveles de desarrollo, más desiguales serán los beneficios de la integración.
El segundo mensaje es que, si nuestros socios lograron el objetivo, para nosotros también es perfectamente factible lograrlo. Es importante que lo económico retome un lugar prioritario en la agenda de todos los niveles de gobierno y del Legislativo. Los próximos tres meses del año, según la agenda del presidente Martín Vizcarra, son cruciales para retomar el paso que nos permita llegar al Bicentenario como un país libre, independiente y desarrollado.
(*) Presidente de ADEX.