2021: La justicia en su año sabático
Nuestro país navega a la deriva, sin rumbo, por culpa de un mandatario cuestionado por su ineptitud para gobernar y su poca habilidad para escuchar a quienes puedan darle consejo oportuno para ayudarlo a enfrentar el reto para el que nunca estuvo preparado.
Pedro Castillo ningunea a “su pueblo” al mostrar poca transparencia en sus actos, incumpliendo normas, protocolos y leyes. Pretende imponernos su estilo informal para gobernar. Pareciera tener la seguridad de que la justicia está de su lado y cuenta con los votos de sus aliados en el Congreso que lo blindan momentáneamente.
Los peruanos nos sentimos burlados por la inacción del Ministerio Público que, ante los innumerables indicios de corrupción de este gobierno, parece haberse tomado un año sabático al asumir una actitud diferente a la que hasta hace poco mostró con políticos incómodos al poder de turno. La ciudadanía le exige que investigue dónde tiene que investigar, que confirme y denuncie lo que todos presumimos. Algo que, sin su involucramiento, aún no se ha podido lograr.
Nos preguntamos: ¿por qué la Fiscalía hasta ahora no ha intervenido, en busca de pruebas, la casa de Breña en la que se han suscitado muchos de los hechos denunciados que muestran a Pedro Castillo y a sus funcionarios como protagonistas? ¿Por qué descartaron sin investigar las denuncias de Sacha y Yeni Vilcatoma que vincularían, a grupos subversivos, los aportes económicos a la campaña del partido que llevó al poder a Castillo? ¿Las grabaciones mostradas no merecían ser investigadas?
Las bancadas en el Congreso ya han demostrado que pueden hacer mayor control político. Reaccionaron, poniéndole pierna fuerte al Ejecutivo, para defender su legítima potestad de legislar y liderar todas las iniciativas sobre modificaciones constitucionales. Rechazó la censura a su presidenta y limitó las facultades solicitadas para reformas tributarias. Ahora le corresponde ejercer su función fiscalizadora ante la “autosuspensión perfecta” del Ministerio Público, exigiendo que corrija su actitud, ya que pareciera no estar dispuesto a cumplir su rol de investigar las denuncias, ni mucho menos acusar a los responsables ante el Poder Judicial.
Las denuncias son tan frecuentes y de tal magnitud que, en otras circunstancias, con la justicia en funciones, podríamos presagiar que Pedro Castillo sería vacado en cualquier momento. Es tanta la gente involucrada que es poco probable que todos estén dispuestos a sacrificarse por el gobernante y alguien, en algún momento, podría terminar acogiéndose a la colaboración eficaz para no ir preso.
Si llegara ese momento, más temprano que tarde, los grupos políticos en el Congreso deberían mostrarnos que están preparados para que su presidente asuma transitoriamente la presidencia de la República, convoque de inmediato a nuevas elecciones presidenciales y nombre a un gabinete de emergencia multipartidario. ¿Será posible?
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