28 de julio: nada que celebrar
Este año, las Fiestas Patrias están marcadas por la tragedia del poder de la corrupción que se ha manifestado en la protesta subversiva de los partidarios de gobierno. Este es el Perú de hoy, también territorio de las izquierdas que quieren incrementar la pobreza para mantenerse en el poder…
Este es el escenario del Perú clamando por la justicia social en democracia y paz. Esta justicia también debería dejar de lado los desfiles y oropeles, discursos oficiales y anuncios rimbombantes de un patriotismo de desfile en la avenida Brasil.
A esto se suma la lacra de la corrupción en las altas esferas de gobierno, que genera millonarias pérdidas. Al respecto, ya hemos citado al maestro Pablo Macera y sus estudios sobre la lumpenización del país.
Creo que tenía razón Jorge Basadre al decir que el Perú es un problema y posibilidad, no obstante la frase atribuida a Antonio Raimondi sigue resonando: “El Perú es un mendigo sentado sobre un banco de oro”, masiva. Acaso el triste espejismo del adormecimiento o indiferencia popular ante un Perú azotado también por un “poder corrupto, delincuencial y abusivo” en las altas esferas del Estado.
Subyacen la violencia familiar, el aumento de la delincuencia, el crimen organizado y un sinfín de males... El Perú, literalmente, se desangra. ¡Basta ya de crímenes!
La historiadora Carmen Mc Evoy, presidenta del consejo consultivo del Proyecto Especial Bicentenario, de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) opina que el Perú es una “república agrietada”, llena de contradicciones, pero hay esperanza en gente muy valiosa y en el papel de la ciudadanía. (https://tinyurl.com/bdfbeyw7)
Su apreciación histórica es la siguiente: “Jorge Basadre veía una mesocracia ilustrada en el grupo de provincianos, entre ellos Sánchez Carrión, que derrotan la opción de la monarquía constitucional de José de San Martín. Ellos discutían las ideas de un republicano radical como Thomas Paine.
Y en esa coyuntura están los temas como la descentralización donde la dignidad republicana va de la mano de una idea de sociedad con cierto bienestar. Un sector, los forjadores de la Patria científica, hablaban de que el Perú debía volcar ese caudal entre sus ciudadanos.
A pesar de que era una ciudadanía restringida, con esclavos y servidumbre indígena, ya estaban esas ideas flotando y fueron retomadas por los convencionalistas en 1855, cuando se concretó la abolición de la esclavitud y del tributo indígena”.
Como sociólogo, reivindico el papel de la Historia. Obligatoriamente tenemos que repensar, replantear, rehacer el Perú.
Es preocupante la carencia de credibilidad de las autoridades, su desempeño apolítico, el uso de su poder de corrupción para enriquecerse y favorecer a personajes oscuros de su entorno social. Este 28 de julio, también tendremos que oír discursos plagados de lugares comunes y revolucionarios que se han heredado de la democracia de los gobiernos nacionales como la presunción de “fortalecimiento de la democracia y el Estado de derecho”; de “desarrollo con equidad y justicia social”; de la promoción de la competitividad del país y la afirmación de un Estado eficiente, transparente y descentralizado.
Mientras no haya ética ni valores en el correcto actuar de las autoridades y de la ciudadanía en general, pactos como el Acuerdo Nacional no van a rendir resultados. No solamente se necesitan tratados, convenios o leyes; el Perú necesita coherencia de sus autoridades, transparencia, ética, buena voluntad y afán de servicio.
(*) Escritor, sociólogo y analista político. Consultor Internacional en Derechos Humanos para VIACTEC.
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