43 años de la crisis diplomática que desencadenó el éxodo de Mariel

Apenas Fidel Castro fue informado de que millares de disidentes cubanos, una vez levantada la vigilancia policial, había ingresado en nuestra embajada en La Habana, el 4 de abril, como hoy, de 1980 -eran los últimos meses del gobierno de facto del general Francisco Morales Bermúdez Cerruti-, entró en ira y prometió castigarlos a cualquier precio, tildándolos de delincuentes.

Fidel sabía que, mientras estuvieran en la Misión peruana, que se hallaba presidida por el embajador Edgardo de Habich, no podía hacer nada. Su capacidad de control ilimitada en toda la isla estaba reducida.

Los más de 10,000 cubanos que yacían en intramuros, estaban protegidos por el principio de inviolabilidad de la Misión -y no por el de soberanía dado que las embajadas no lo son como erradamente se sigue creyendo al considerarlas territorio de un Estado dentro de otro-, de conformidad con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961. Castro parecía dominado por su propio temperamento visceral hasta llegando a soltar la frase "pueden irse del país si les da la gana".

No calculó que muchísima gente le tomaría la palabra, y al final, lleno de rabia, tuvo que negociar con Washington y Lima, la salida del país de más de 125 mil cubanos en lo que ha pasado a la historia como el famoso “Éxodo de Mariel”, lugar por el que dejaron la isla la inmensa mayoría con destino hacia Florida, EE.UU. Unos 100 disidentes llegaron hasta nuestro país el 18 de abril siguiente, siendo apostados en el parque zonal Túpac Amaru.

Al final, fueron 850 los cubanos que contaron con la acogida del Perú, y la inmensa mayoría fue instalada en Pachacámac, en Villa El Salvador. Han pasado 43 años de este episodio y los cubanos siguen queriendo dejar su país. Cuba, a la que no pude llegar porque nos vetaron la celebración de una conferencia de la Federación Interamericana de Abogados – FIA, en La Habana, hace pocos años, sigue paria en el sistema internacional por la irresponsabilidad de sus gobernantes.

La cancillería peruana debería relievar esta fecha para recordar que mientras no haya libertad ni democracia en la isla, los cubanos seguirán dejando su patria.

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