73 años de ACNUR
El aplaudido Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), organismo de las Naciones Unidas, creado precisamente para proteger a los refugiados y desplazados en diversas partes del mundo, fundamentalmente por los conflictos, cumple hoy, 14 de diciembre, 73 años de existencia –su Estatuto fue adoptado por la Resolución 428 de la Asamblea General de la ONU en 1950– , y siendo trascendental su rol debido al fenómeno de la migración internacional, en esta columna queremos relievarlo. Con sede en la ciudad de Ginebra, Suiza, desde 1951 en que inició sus funciones, su trabajo realmente efectivo e indesmayable se ha circunscrito por los más vulnerables debido a los fenómenos de la movilización internacional, preocupándose por su destino y por los lugares de acogida, y velando sobremanera por los refugiados, principalmente, un fenómeno que cada vez se acrecienta debido a las guerras y otras circunstancias de gravedad o complejidad interna en los Estados. ACNUR es uno de los organismos de la ONU con mayor presencia en el globo. De hecho, cuenta a la fecha, con más de 250 oficinas repartidas en los 5 continentes.
Mirando a Europa, resulta singular advertir cómo la creación de ACNUR se hizo por las enormes oleadas migratorias que devinieron desde este continente por el impacto de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) hacia otros espacios del globo y en los últimos años en sentido inverso, es decir, hacia el viejo continente, por los conflictos en el Medio Oriente –la trágica guerra en Siria– o desde África negra o subsahariana donde no solo hay países pobres sino algunos Estados fallidos. Es verdad que el fenómeno de la migración es muchísimo más amplio y diverso, pero también lo es que la comunidad internacional deberá atenderla por su eminente carácter de situación humana compleja. ACNUR es un organismo de la ONU que ha venido trabajando con los Estados aun cuando hay casos específicos que denotan lo contrario. El refugio se ha convertido en una de las instituciones del derecho internacional que demanda la mayor de las atenciones por parte de las Naciones Unidas y por los Estados, y eso está muy bien. El despliegue logístico de ACNUR levantando carpas y lo que ello subyace para quienes requieren asistencia por la condición del desplazamiento forzado, es admirable. Más allá de que no todos los migrantes deben alcanzar la condición de refugiados pues estos últimos lo son debido a criterios humanitarios derivados del riesgo de sufrir un impacto hasta en la propia vida humana, la atención que ACNUR brinda a todos los migrantes, debe ser reconocida in extenso, y la mejor forma de hacerlo es facilitando su trabajo en el mundo.
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