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Acción Popular, una vergüenza nacional

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Fecha Publicación: 11/02/2022 - 23:00
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Sostiene Edwin Martínez, congresista de Acción Popular, que cuando el domingo último Castillo carburaba la composición de su cuarto gabinete ministerial, “por intermedio de un conocido fui convocado por el presidente para conversar. Aquí no hay pacto alguno y no vengo a representar a la bancada de Acción Popular”, alegaría. Pero Martínez no sólo fue “a conversar”. Trascendió que asistió para entregarle a Castillo una propuesta para la conformación del nuevo gabinete. “El presidente tiene la voluntad de conformar un gabinete a la altura de la población. Espero que en estos días formalice su nuevo gabinete. Es él quien en su momento lo anunciará”, reveló Martínez. Aunque también precisó: “Una vacancia en este momento sería perjudicial para el país”, para luego remachar: “No estoy de acuerdo con pedir una vacancia o motivar una renuncia”. Esta, señores, es la sinuosa conducta de un congresista perteneciente al partido que fundó Fernando Belaunde, el presidente a quien los golpistas socialistas, encabezados por Juan Velasco, admirador de Fidel Castro, sacaran -en vilo y en pijamas- desde palacio de gobierno, la madrugada del 3 de octubre 1968, para después exiliarlo al extranjero. La responsabilidad de semejante traición al partido Acción Popular que batallase durante décadas para afirmar la democracia, no es como simplistamente muchos opinan culpa de descarriados personajes, como este tal padre de la patria Edwin Martínez. La culpa la tienen múltiples dirigencias partidarias de Acción Popular que, con tal de no perder su inscripción para continuar ejerciendo poder políticamente, le endosaron el partido de la lampa a un escoria no acciopopulista sino, exclusivamante, po-pu-lis-ta.

Nadie en su sano juicio siquiera duda de que el Perú está al borde de convertirse en la versión incaica venezolana. Avanzamos a pasos agigantados en ese camino en medio de una extrañísima pasividad de la mayoría de partidos políticos que se autocalifican de demócratas, precisamente como ocurre hace ya muchos años con Acción Popular. Y nos referimos ahora en solitario a esta agrupación, porque fue un partido vertebrado por políticos con ejemplar solera democrática -ideológicamente centristas- que fue dos veces gobierno. La segunda oportunidad, renaciendo de los escombros que dejase el social-comunismo, fruto de un golpe de Estado lamentablemente impulsado por unas Fuerzas Armadas ideologizadas por movimientos castristas, que arroparon a sendos terroristas disfrazados de “guerrilleros” -como el reciente ex canciller Héctor Béjar- lo que al final desembocó en aquella sangrienta masacre desatada por sendero y mrta.

Resulta entonces espurio el comportamiento de Acción Popular frente al avance de un gobierno rojo, integrado por politicastros de la extrema izquierda asociados a la escoria senderista. Es decir peor simbiosis antidemocrática que aquella que hoy manda en AP jamás pudieron imaginar los patrióticos, democráticos fundadores de aquel partido. Sin embargo todo indicaría que, al menos en lo que llaman “las bases populistas”, hoy prevalece la izquierda –pero sobre todo, la extrema izquierda- como fuente ideológica. De manera que preparémonos para lo peor. Porque, tal como están las cosas en este partido, mucho antes que el Congreso vaque a Castillo éste clausurará el Congreso.

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