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Acorralado por las pruebas

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Fecha Publicación: 14/09/2022 - 22:55
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Insistimos. Este gobierno ya agoniza. No solo comprobamos sus permanentes manotazos de ahogado. Como cuando el lunes al filo de la medianoche, el viceministro del Interior anuló un ucase del aún presidente Castillo que dispuso la remoción del puesto del coronel Colchado, hasta ese momento miembro de la División PNP para la búsqueda y captura de los requeridos por la Justicia. Ejemplo, la prófuga hija putativa del aún mandatario, quien huyó de palacio de gobierno ayudada por su padre/cuñado Pedro Castillo. O como ocurriera ayer, cuando sin previo aviso Castillo removió al ministro de Agricultura y, a su vez, aprovechó el pánico para, pasadas las diez de la noche, juramentar a su sustituto. Y, asimismo, volver a tomarle juramento al ex Canciller César Landa, quien renunciara hace menos de un mes siendo sucedido por un doble cara, apellidado Rodríguez Mackay, que apenas durase dos semanas en ese cargo. ¡Con esto ya son cerca de 75 los ministros que ha designado Castillo en el lapso de solo un año! Este hecho, al margen de otros (como estar imputado por el Ministerio Público como el presunto mandamás de una organización criminal abocada a estafar al Estado, que estaría integrada por esposa, su hija putativa, sus cuñados, sendos ministros de Estado, un ex secretario general de Palacio)- sugiere que Pedro Castillo ha perdido todo el control de la situación del país. Si bien nunca la tuvo, ahora con mayor razón Castillo no tiene capacidad alguna para designar ministros de la integridad, sabiduría y el sacrificio requerido para solventar una crisis catastrófica, generalizada como la que él ha montado en su primer año de desgobierno. Nuestro país se le está yendo de las manos a este sujeto analfabeto en menesteres de gobernabilidad. Tercamente Castillo sigue negándose a comprender la realidad, ante la desesperación por ser detenido a consecuencia de un sinnúmero de pruebas que ya habría acopiado la Fiscalía de la Nación, a través de un sinfín de colaboradores eficaces que han brindado sus versiones de los hechos acusando –directamente- a Pedro Castillo de ser el capataz de una mafia que ha venido –y sigue- estafando a los 32 millones de peruanos.

Otro hecho sintomático de la crisis terminal en la que está metido el régimen Castillo –evento que, curiosamente, ha pasado casi desapercibido- es el ucase que dio a su representación congresal el propietario del partido Perú Libre Vladimir Cerrón, obligando a los 20 legisladores que le queden –tras emigrar 17 de ellos a otras bancadas- a votar en blanco en segunda vuelta para elegir al presidente del Congreso, con lo cual le colocaron en bandeja la presidencia del Legislativo a José Williams Zapata, ideológica y políticamente en las antípodas de Cerrón.

Si a esto sumamos el silencio de la Fiscalía –prolegómeno de que cocinaría algo grande- es posible que en los próximos días/semanas Castillo esté rumbo al penal, como estarán su esposa y más cercanos parientes/colaboradores. Si nuestra nación no soporta un día más la conmoción que vive, menos resistirá este sujeto apellidado Castillo Terrones.

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