Acoso ‘común’ sexual

Desde mucho antes que existieran los medios virtuales actuales, hombres y mujeres intercambiaban conversaciones telefónicas (hoy lo siguen haciendo), a las cuales hoy se les denomina ‘acoso sexual’, la gran mayoría lo hizo, lo hacen y lo harán, como parte de un enamoramiento común y corriente o un preámbulo a la interacción sexual, aunque hoy la juventud es más directa y no necesita de estos rodeos.

El caso del congresista y la periodista, que da lugar a que se rasguen las vestiduras hipócritamente las personas públicas, tiene por un lado la torpeza, por no decir la estupidez, del congresista al negarlo y responsabilizar a terceras personas; por el otro, a una periodista también torpe, pero idiotizada, se respalda en un colega, que hace el papel del eunuco, para proteger a su amiga, cuando ésta consistió que se dieran ese intercambio o recepción de mensajes por WhatsApp.

Mal por el congresista, con el índice apuntaba siempre para acusar, denunciar o para plegarse al cargamontón político de coyuntura; eso pasa cuando la persona aparenta cierta fortaleza de moralidad y madurez, pero son fáciles de perder la ecuanimidad frente a las frivolidades femeninas o a las potencialidades masculinas.

Este tipo de acoso ‘común’ sexual, se dan en todos los niveles de la actividad laboral o institucional pública o privada. Claro que el escándalo provoca la sanción y el ‘repudio’ de los ‘puritanos’.

En resumen, es la historia de un congresista avispado pero lorna a la vez y una periodista que juega a ser magdalena.

Luis J. Fernández Núñez. 

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