Acuña, ¡cuándo no!
César Acuña Perales es un político cunda, capaz de privilegiar su monumental ego que, largamente, sobrepasa su ya baja estatura. Ha traicionado a su patria, en el preciso instante en que se debate el destino de los peruanos para seguir perseverando por vivir en un país democrático.
O caso contrario, el comunismo se apoderará del Perú convirtiéndolo en otra dictadura marxista sudaca. Por cierto, su partido Acción para el Progreso recibió el voto de los peruanos que, ideológicamente, están en las antípodas del comunismo, al cual rechazan sin ambages. Pero Acuña es un sujeto poseedor de una ambición desmedida que le lleva a comportarse inescrupulosamente sin siquiera pestañear frente a sus partidarios; menos aún ante el Perú.
Antepone sus deseos a los de la nación. Su conducta -a lo largo de este dramático año corrido desde las cuestionadas elecciones del año pasado- apoya la desfavorable opinión que tenemos sobre él. No solo avaló -y sigue haciéndolo- a Pedro Castillo, primer presidente en la historia republicana en ser imputado por la Fiscalía de la Nación de manejar una organización criminal, hasta después de cumplir un año en la jefatura del Estado.
Además, es responsable de haber montado un espectáculo lamentable (adonde temerariamente hizo aparecer a la ex Defensora del Pueblo, Beatriz Merino), con el cual convalidó las tesis plagiadas por el propio Castillo y por su esposa. Tesis con las cuales aquella pareja obtuvo, ilícitamente, su “doctorado” como maestros, para arruinarle la enseñanza a tantos desafortunados alumnos peruanos.
Acuña se vanagloria de tener “plata como cancha”, mientras sigue certificando tesis sabe Dios de cuántos alumnos; ejemplo, los neófitos Castillo. Pero ahí no queda el personaje. Hoy postula para gobernador de La Libertad. Pero parece que no le basta su fortuna para alcanzar el cargo. Hace poco, un partidario suyo habría filtrado un audio que pone en la picota al propietario del partido APP.
En él se le escucha ordenar a sus súbditos que presionen a los miembros de su bancada (que presidan comisiones), para que muevan cielo y tierra con tal que, a la brevedad, el Congreso promulgue una ley que convierta en distrito al Alto Trujillo. “La estrategia para ayudarme ‘a mí’ es que, esta semana, Lady consiga hablarle a la presidenta de la comisión para que saque el dictamen.” Pero ahí no queda.
Exige a la presidenta del Congreso, miembro de APP, “ir a Trujillo para entregar públicamente la ley ya aprobada. Eso es lo que necesito.” Un evidente abuso de poder. ¿Por qué no hace eso mismo, pero para que su gente presione para sacar a la brevedad la acusación contra Dina Boluarte? ¿O para que su bancada presente una moción para vacar a Castillo?
No lo hace porque, tras bambalinas, Acuña sigue respaldando tanto a Boluarte como a Castillo, pese a que con ello no sólo traiciona a sus votantes, sino que evidentemente se convierte en cómplice de este peligrosísimo sujeto sabiendo, claramente, que cada minuto que pasa Castillo continuará destrozando el Perú.
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