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¡Adelantemos las elecciones generales!

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Fecha Publicación: 16/11/2020 - 22:00
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Una crisis endémica asola al país. Crisis moral, principista, social, partidaria, sanitaria, económica, etc. Hemos tocado fondo luego del tsunami Odebrecht que hace dos años embarrase de rey a paje. Vizcarra es el último eslabón de esa estirpe sucia y mendaz que ha corroído los valores de una sociedad que fue capaz de resurgir tras la quiebra económica de los ochenta, y un cuarto de siglo de terrorismo que asesinara a 35 mil peruanos y destruyese decenas de miles de millones de dólares en infraestructura privada y pública. Desde mediodía del domingo Perú estuvo al garete. Sin presidente y con un gabinete renunciado. Hasta ayer, la inquina y las ambiciones desmedidas –ejes de nuestro drama- impidieron que los congresistas votasen por una lista consensuada, para integrar la Directiva del Congreso cuyo presidente pasaría a ocupar la jefatura del Estado. Perturbadora señal de la magnitud de nuestra descomposición sociopolítica. Tal es el desquicio que los parlamentarios de izquierda –extrema y menos exagerada- decidieron desde la tarde del domingo imponerle al país que la presidencia del poder Legislativo recaiga en un representante de las minorías. En concreto del marxismo y/o la progresía caviar. Como si el problema nacional se solucionase estableciendo turnos de poder fijados al margen de lo que decida libremente la ciudadanía mediante el voto. La ceguera es tal que la izquierda propone coartarle las facultades a los partidos que votaron a favor de vacar al corrupto Vizcarra -105 congresistas de los 120 que votan regularmente- negándoles el derecho a presentar listas individuales y/o conjuntas para integrar la directiva congresal.

¡Ante tamaña cuadratura del círculo planteamos el fuera todos y el adelanto electoral! No hacerlo podría frustrar los comicios previstos para abril 2021. Porque la carga letal no sólo arrasará con nuestra democracia, sino instituirá una dictadura. La génesis de esa tesitura es la inquina entre peruanos. Odio incitado por personajes que se exhiben como demócratas, aunque son cabecillas del peor extremismo: el fanatismo político. Uno de estos apellida Vargas Llosa, quien defiende a capa y espada la presidencia del corrupto Vizcarra. Lo hace adrede pontificando tendenciosamente el Artículo 113 de la Constitución, respecto a la vacancia presidencial, pretendiendo confundir al ciudadano citando el artículo de la “remoción presidencial” que no viene al caso. ¡Recordemos que este novelista ya nos impuso a Toledo, Humala, Villarán, Kuczynski y Vizcarra! Un quinqué de corrompidos hasta el tuétano. Igualmente condena “la violenta actuación policial”, e incordia al legislador Manuel Merino espetándole que “traiciona las mejores tradiciones de Acción Popular”. Tal es el odio al Perú de este arequipeño -convertido en marqués español- que propuso al rojo Gino Costa como presidente del Congreso. Consecuentemente del Perú. Costa es una alimaña politiquera que llevaría al país a estratos de miseria y supresión de libertades, idéntico a Venezuela y Cuba. Por estas razones, ¡la mejor salida es adelantar a enero/febrero las elecciones!

Si Francisco Sagasti no favorece a Odebrecht y ejerce la presidencia ajeno al interés del partido político que conforma, a futuro podría ser una destacada figura del Perú.