Agravio a la memoria de Miguel Grau
El héroe por excelencia del Perú es don Miguel Grau Seminario. Hombre de honor, de mar y Diputado con escaño vitalicio en el hemiciclo del Congreso del Perú, es símbolo del reconocimiento nacional hacia uno de sus próceres más destacados. Miguel Grau murió un día como hoy en Punta Angamos el año 1879, cuando el Huáscar, nave que comandaba, se enfrentó a la flota chilena, falleciendo apenas iniciado el combate tras recibir un disparo del acorazado enemigo Cochrane que voló su cuerpo en pedazos.
Tradicionalmente –como se merece- el país rinde homenaje a Miguel Grau todos los 8 de octubre. Es, además, una fecha festiva nacional pues se celebra el día de la Marina de Guerra del Perú, en recuerdo imborrable a aquel ejemplo de heroísmo y de entrega al país que implicó la presencia de Grau a bordo de una nave de mucho menos eslora, manga, calado, propulsión y artillería que las embarcaciones enemigas. Inclusive los chilenos siguen admirando la estrategia, perspicacia y caballerosidad de Miguel Grau.
Sin embargo el todavía presidente Vizcarra –ensoberbecido por su incompetencia y en línea con su pequeñez- ha decidido acabar con esta larga tradición de reconocimiento hacia una de las mayores figuras de nuestra historia, eliminando el festivo de hoy y por tanto frustrando el reconocimiento secular a Grau, propiciado por la Marina de Guerra en unión de una ciudadanía que, en estos tiempos de desconcierto, con mayor razón necesita apelar al recuerdo de sus verdaderos héroes. Demostrando su insignificancia y una cierta alma de payaso, ayer el ministro de Cultura opinó que “La mejor forma de honrarlo (se refería a don Miguel Grau) es trabajar ese día y dedicarlo a su memoria.” Pero, amable lector, ¿acaso puede ser ministro un sujeto como este que todavía no se da cuenta que el trabajo sencillamente ha desaparecido para la inmensa mayoría de peruanos? Este individuo que funge de ministro de Cultura de una nación cuya cultura se nota que desconoce por completo, ¿acaso diría lo mismo sobre el 28 de Julio, o las demás fechas en que celebramos a nuestros escasos –aunque grandes- héroes como don Francisco Bolognesi?
Es evidente que ante la crisis pandémica –agravada por la incompetencia del régimen- el Perú necesita trabajar. Pero, amigo lector, primero hay que crear puestos de trabajo para luego ocuparlos. Y esa es función del gobierno que hoy, lastimosamente, está en manos de una partida de impresentables. Lo precisa muy bien la historiadora Cecilia Bákula, refiriéndose a aquella dicotomía: “¡Que debemos trabajar más! Nadie lo duda, pero no alcanzo a entender la relación entre ese interés, positivo por cierto, y la necesidad de dejar de considerar al 8 de octubre como una fecha en la que la población debe poder reflexionar, festejar (aun en pandemia), participar aún virtualmente y recordar las hazañas de quien, como Grau, es sustento de patriotismo, identidad, nacionalismo, heroísmo y que reúne en sí mismo, los valores que todos los peruanos debemos imitar y relievar. Valores eternos y no circunscritos a lo pasajero.”