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Agresión inaceptable

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Fecha Publicación: 27/01/2024 - 22:00
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Las hienas caviares celebraron, de manera miserable, el ataque del que fue víctima la presidenta de la República, Dina Boluarte, por parte de dos mujeres en Ayacucho.

La peste quiso vender en redes la narrativa de que la agresión contra la mandataria tenía justificación, dado que ella es la supuesta responsable de las muertes durante las violentas protestas, en donde hubo actos terroristas, en contra del Gobierno.

Incluso, un dominical, afín a este pensamiento posero y empobrecedor, lanzó una peligrosa encuesta, en la que consultó si podía haber situaciones en las que las autoridades tenían bien ganados los ataques. Menudos apologistas a la violencia resultaron estos coleguitas ospinistas.

El problema de excusar el ataque contra la dignataria es que, bajo la lógica caviar, cualquier desquiciado podría masacrar a golpes a Martín Vizcarra o Francisco Sagasti, en cuyas gestiones también fallecieron personas por covid-19 o en feroces movilizaciones sociales.

En un país civilizado, las dos atacantes de Boluarte deberían estar, en este momento, presas, como ocurrió con el sujeto que abofeteó al presidente de Francia, Emmanuel Macron. Es más, estas mujeres pudieron ser tranquilamente ultimadas por la seguridad de la gobernante. Si eso ocurría, sin embargo, los efectivos hubieran sido enjaulados de inmediato, a pesar de que cumplieron con su labor: proteger a la jefe de Estado.

Pese al pedido populista de Dina Boluarte para que cese la investigación fiscal a las violentistas, esta debería seguir su curso y ambas tendrían que ser sentenciadas de forma drástica.

Es la única forma de que acaben los ataques a las autoridades, que vienen ocurriendo en el país con total normalidad. ¿Acaso le pasó algo a los agresores de los excongresistas Carlos Tubino o Ricardo Burga? Para nada, y, en vez de recibir una condena, el desadaptado Carlos Ezeta, quien propinó un puñetazo a Burga, hoy es parte del Partido Morado y no sería extraño que postule al Congreso en los próximos comicios. ¿Hará lo mismo Ruth Bárcena –una de las atacantes de Dina Boluarte–, quien, paradójicamente, sufre la muerte de su esposo celebrando su soltería en redes sociales?

Tras el amague de magnicidio, los caviares quieren prohibirle a la gobernante que viaje a Puno, porque eso sería, dicen, una provocación. Eso es inaceptable en una democracia. La presidenta, por quien, vale la pena recordar, estos zurdos de cafetín votaron al apoyar a Castillo, debe poder moverse sin miedo por todo el país. No estamos en un jungla.

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