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Fecha Publicación: 06/06/2021 - 21:00
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De inmediato, los elegidos, sin mayor dilación, deben abordar tres temas: primero, presentar un plan para acabar con la pandemia; segundo, un programa para reconstruir el país y, tercero, fortalecer la confianza que requiere para gobernar la presidencia de la República.
Decía Bruno Seminario que no se puede hablar de un programa de reactivación económica si no se termina con liquidar la pandemia, y, sobre todo restarle toda posibilidad a una tercera ola.
No sólo reforzando la vacunación sino con el seguimiento al virus mediante masivas pruebas moleculares. Disminuir la letalidad aumentando la atención en las postas, e incrementar la provisión de oxígeno y el número de camas hospitalarias y camas UCI, que es el mejor homenaje que podemos realizar a la memoria de nuestras 200 mil víctimas.
Segundo, la reconstrucción del país. No hay que olvidar que los 2.5 millones de nuevos desempleados y quizá sus familiares acaban de acudir a las ánforas con desesperación.
Hay que empezar a reconstruir las cuentas públicas. Gracias a la providencia, Dios parece peruano, porque cada tanto que nos ocurre una calamidad aparece un milagro como la espectacular subida del precio internacional del cobre que ha caído como maná del cielo a los ingresos fiscales.
Es necesario ir morigerando el endeudamiento fácil de los últimos cinco años, que ha llevado el nivel de endeudamiento de 22% del PBI a 36%. Una fiesta de despilfarro.
Si bien es importante aumentar y reforzar los programas sociales con duplicar a S/ 500 Pensión 65, elevar a S/ 300 la pensión bimensual de Juntos y el anunciado Bono Oxígeno de S/ 10 mil por cada familia de una víctima de la covid-19, más importante aún es vigilar la calidad del gasto.
Pero, donde se espera que se aproveche la luna de miel –si es que el nuevo gobierno la tiene- es con iniciar una verdadera cruzada en infraestructura: empezando destrabe de Majes y Chavimochic, la aceleración de la Línea 2 y la nueva Carretera Central, así como poner en marcha los medianos proyectos regionales. Se necesita una verdadera revolución con color de cemento.
Y por último, pero no por eso menos importante: hay que reforzar la confianza en la figura presidencial. No sólo para construir una mayoría relativa sólida en el Congreso sino para calmar a mercados como el cambiario, porque si bien el dólar está subiendo en todo el mundo, el tipo de cambio ha trepado, durante las últimas semanas en 7%, tanto que en las ventanillas de los bancos se ha colocado en S/ 3.90, y podría despertar a la fatídica inflación.
Hemos marchado y gritado durante varios meses. No necesitamos “gabinetes de lujo”, tan sólo ponernos a trabajar con humildad y sin triunfalismos, mejorando la eficiencia estatal, para incentivar el retorno de la inversión privada y poder volver a la senda del crecimiento.

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