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Fecha Publicación: 12/12/2022 - 00:00
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El embalse de los acontecimientos golpistas rebasan la capacidad de atención tanto del Ejecutivo como del Legislativo. Hay normas urgentes que deben promulgarse, empezando por levantarle la inmunidad a Pedro Castillo, para que la Justicia accione la denuncia de la Fiscalía de la Nación, respecto al acto de rebelión que les imputa, tanto a Castillo como a su mentor intelectual, el ahora prófugo Aníbal Torres. pero también, para que los jueces empiecen a procesar a Castillo por todas las carpetas fiscales que arrastra. Hablamos de un trámite elemental pero, sobre todo, imperioso. Porque el plazo de prisión preliminar que le impuso el juez Checkley vence en cuatro días. El periodista Ricardo Uceda lo destaca así: “Los caminos Reglamentarios para acusar constitucionalmente (a Castillo) establecen un tiempo que supera los siete días de prisión preliminar (..) Demandan al menos tres meses” , para lo cual sugiere una medida cautelar “considerando además la Declaración del comandante General PNP Raúl Alfaro, confirmando que Castillo dio la orden de cerrar el Congreso y detener a la fiscal de la Nación, luego de consumado el golpe. La comunicación fue a través del ex ministro del Interior Willy Huerta…”. El congresista Jose Williams, presidente del Congreso, tiene la responsabilidad de lograr que el Legislativo promulgue hoy la ley que permita ejecutar este primer paso, en el largo camino judicial que queda para condenar, como mandan la Constitución y las leyes, a Castillo en calidad de autor material; Aníbal Torres, autor intelectual; y Betssy Betzabet Chávez Chino como cómplice presente en la ejecución del rompimiento constitucional.
Recordemos que Dina Boluarte, cabeza del Ejecutivo, es persona neófita en menesteres gubernativos; en materias legales; y además, es quien sigue guardándole simpatías -ojalá no sean lealtades- al golpista y corrupto Pedro Castillo. Incluso ha prometido visitarlo próximamente “para que me diga que fue lo que ocurrió”. Hablamos pues de un gobierno improvisado, incoherente, compuesto por ministros, fundamentalmente, de las canteras burocráticas más capaces del Estado; aunque desconocemos sus afinidades ideológicas como políticas. En rigor, un gobierno que empieza a operar muy temeroso, en un medio de entorno peligrosísimo. Porque las izquierdas permanecen soliviantando al pueblo, desesperadas porque perdieron poder. Aunque la hoy presidente del Perú Dina Boluarte, ocupa el cargo gracias a que el partido Perú Libre ubicó tanto a ella como a Pedro Castillo en su plancha presidencial. ¡Pero hoy, extraoficialmente, parece que Boluarte ha tomado distancia de aquella agrupación extremista! Vale decir, Boluarte no tendría partido que la respalde en el actual momento político. ¡Y depende de un Congreso muy atomizado! Es más, se encuentra frente a una sociedad crispada, fraccionada; una economía funámbula que depende de factores fuertemente amenazados. Como la minería, por culpa exclusiva del bolcheviquismo que promoviera Castillo. Además de una muy preocupante situación financiera mundial, que echa más sombra a la debilitada economía nacional. Sin partido político, sin destreza como estadista y confrontando a una oposición incendiaria al frente, Boluarte debe apelar a las FF.AA. para imponer autoridad y orden social. Caso contrario, acabará vacada como su amigo Castillo.

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