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Al filo del abismo

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Fecha Publicación: 23/10/2022 - 22:50
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La rebaja en las perspectivas de la calificación crediticia de nuestra deuda soberana, de estable a negativa, y la expresa mención por parte de Fitch de la Denuncia Constitucional de la Fiscalía en su informe, nos está señalando claramente la importancia que dicha denuncia reviste. Asimismo la manifestación del portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. en el sentido de que “estamos dando seguimiento muy de cerca a la situación política de Perú y creemos que la rendición de cuentas es vital para un sistema político democrático”. Declaraciones efectuadas mientras el consejo permanente de la OEA estaba reunido para abordar la crisis política de Perú. Subrayando que los miembros de la OEA, como lo son Estados Unidos y Perú, tienen el compromiso de defender “los valores democráticos, los derechos humanos y el Estado de derecho”, tal y como lo establece la Carta Democrática Interamericana. Un mensaje muy claro a Pedro Castillo, por lo que haría bien en darse cuenta de que una cosa es la OEA y otra la opinión de EE.UU.

Un aspecto importante a tener en cuenta ahora que vendrá una misión de la OEA es que los problemas de Castillo han evolucionado: inicialmente eran políticos, pero desde que el Ministerio Público decidió que se podía investigar, pero no acusar al Presidente, y con mayor énfasis desde que la Dra. Patricia Benavides asumió la Fiscalía de la Nación, los problemas de Castillo pasaron a ser fundamentalmente legales, penales. Mientras la misión de la OEA efectúa análisis básicamente políticos; que es hacia donde quiere llevar la atención el oficialismo (hay “un golpe de Estado en marcha contra el Presidente Castillo”), la calificadora Fitch desarrolla análisis técnicos. Es por ello que no solo han descendido las perspectivas peruana a “negativo” sino que han efectuado una serie de advertencias.

En relación al último tema, hay que recordar que Fitch Ratings le rebajó la calificación crediticia peruana en moneda nacional desde A- a BBB+ con perspectiva estable, en plena crisis por la pandemia del coronavirus (mayo 2020), lo que encareció los costos y montos de los financiamientos a obtenerse . Es que ya en dicha oportunidad Fitch no consideraba que las finanzas públicas peruanas fueran una fortaleza en relación con sus finanzas externas. Inclusive se tenía la esperanza de que una vez concluida la pandemia podríamos emprender el camino hacia nuestra antigua calificación. Pero se acabó la pandemia , llegó el huracán Castillo y la situación no solo no mejoró sino empeoró.

Posteriormente, en marzo de este año, Fitch alertó sobre la presión negativa sobre nuestro rating por la inestabilidad política reinante, indicando también el crecimiento por debajo de su potencial y por debajo de la mayoría de países que tienen un puntaje de BBB. Enfatizando que la creciente volatilidad política fue clave para la decisión de eliminar la perspectiva positiva para la credibilidad de la política macro y fiscal del país en su calificación, lo que llevó a la rebaja a ‘BBB/Estable’. El gobierno de Castillo hizo caso omiso a las advertencias de la calificadora y los resultados no se hicieron esperar. De otro lado Petroperú ha tenido dos rebajas en su calificación y ya perdió el grado de inversión.

Y así llegamos al momento actual. En el que Fitch ya no tiene margen dentro de nuestra calificación actual, ya que nos descendió de una perspectiva positiva a una estable (en marzo) y ahora nos volvió descender a un negativa y ha vuelto a efectuar una serie de advertencias que de no ser tenidas en cuenta nuevamente nos podríamos dar con la muy desagradable sorpresa de perder el grado de inversión, el que nos costó tantos años alcanzar. Lo que nos traería un serie de consecuencias negativas.

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