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Al final del túnel

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Fecha Publicación: 14/11/2020 - 20:30
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Ahora sabemos que entrar a un hoyo negro solo puede conducir a otro hoyo negro.

La cadena causal es esta: el conflicto de poderes produjo la primera vacancia de la Presidencia, que condujo a la disolución del Congreso, que llevó a la segunda vacancia de la Presidencia.

FP fue la causa eficiente. Estuvo en el origen del proceso y cargará con la responsabilidad política de lo ocurrido en este malhadado quinquenio.

Irónicamente, estaba cantado hace 40 años, cuando el conflicto de poderes llevó a la disolución del Congreso del 5 de abril, para terminar nueve años después en vacancia de la Presidencia en 2001. El ciclo se ha vuelto más corto.

No se trata de un péndulo de retaliación, de una mera mecánica de la venganza. Es un proceso político al que Samuel Huntington llamo “modelo dialéctico”. Pero el nuestro se ha trabado.

Un proceso dialéctico va de la tesis a su antítesis y de allí a una síntesis que supera el conflicto. ¿Pero qué pasa cuando el proceso es fallido y, en vez de una síntesis, recae una y otra vez en el punto de partida? Nuestra democracia de baja gobernabilidad es la tesis que desemboca una y otra vez en su antítesis, el autoritarismo, solo para recaer luego en la democracia de baja gobernabilidad.

Y luego se instala la discusión bizantina sobre si el golpe de Estado contra la Constitución lo dio el presidente de turno al disolver el Congreso o lo dio el Congreso al vacar la Presidencia.

¡Es la propia Constitución la que contiene la falla! Lo que caracteriza a la democracia de baja gobernabilidad es el conflicto de poderes permanente por causa de un equilibrio de poderes fallido, mal diseñado en la Constitución misma.

Estamos en esto desde la fundación de la República, hace 200 años. El propio Simón Bolívar lo advirtió claramente: si quieres tener una república, el inmenso poder del Congreso que representa al pueblo tiene que ser contrapesado dándole al Ejecutivo un poder suficiente para equilibrar el del Congreo.

Pero, desoyendo el buen consejo de Bolívar, elegimos ser una república y darle el poder al Congreso: la combinación imposible.

Por eso no hay gobernabilidad en el Perú y no la habrá mientras no se rediseñe las relaciones entre los poderes para que haya un equlibrio entre ellos. En el Bicentenario de la República es indispensable resolver esta falla para escapar de esta prisión.