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Al maestro en su día

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Fecha Publicación: 30/06/2023 - 21:40
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Este 6 de julio se celebra el día del maestro en todo el territorio patrio. El homenaje expresado en palabras y actuaciones, que lo engalanan, manifiesta en todos sus extremos: gratitud. Las escuelas hacen un alto en sus actividades cotidianas para agradecer, junto con sus alumnos, a sus profesores. El homenaje por el día del maestro no es por algo concreto, puntual y de un valor relativo. El estudiante recibe un don que, a su corta edad, todavía no alcanza a comprender en su real dimensión. Ese don es una vida entregada a su mejora personal. Por eso, los centros educativos concurren en ayuda del alumno para mostrar un corazón agradecido.

En la propia actividad educativa se encuentra implicada la donación de dos bienes. El primero tiene que ver con una vida profesional y personal que se ofrece en la continuidad de los días, iguales en apariencia, pero distintos en su contenido, dinámica y en metas. El largo aliento que supone la educación realza el valor de la aportación profesional-personal del docente. En otros ámbitos laborales, los frutos se obtienen más al corto plazo y con ellos refulgen los reconocimientos y los premios. El proceso educativo no solamente predica respeto al tiempo de maduración y paciencia para saber esperar; también para contar con el querer y con la libertad del estudiante. El tiempo y el querer, desde la entrega de la propia vida, se es capaz de asumirlos con acendrada y generosa ilusión.

El docente no solo ‘descubre’ al alumno una materia determinada como aquel dependiente que muestra una prenda al presunto comprador, quien fascinado por sus colores o complacido porque coincide con su talla, decide adquirirla. El docente, en cambio, se ‘muestra’ con ocasión de la materia que dicta. El educando no se deslumbra por lo que escucha, abre la mente y su corazón a quien habla.

El docente educa desde su condición de persona a otras personas que al igual que él piensan, sienten, sufren, quieren, se alegran… dimensiones que otorgan un toque muy humano a la relación enseñanza-aprendizaje. La vida que el docente ofrece no puede ni debe renunciar a las manifestaciones de su ser persona. Mayor razón para estar agradecidos.

El otro bien inherente al acto educativo por el cual la gratitud es moneda de pago es que procura la mejora personal del alumno. Dicho de otro modo, la generosidad del docente no se agota en ofrecer su vida simplemente, sino que esa vida tiene un propósito: servir al crecimiento integral del alumno. El maestro no solamente aporta su saber; su contribución original e irrepetible es al ser, a la persona del estudiante. El alumno se va formando, se va humanizando a fuerza de imitar a su maestro en aquellos rasgos significativos que percibe. Pero también cuando es corregido.

Cuando el profesor corrige, sin duda pasa un mal rato, pero no hacerlo, omitir, es ir en detrimento del crecimiento del estudiante. Jugárselas, aunque suponga más de un ‘rasguño’, es otra razón para agradecer al maestro.

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