Al suelo y subsuelo la inviolabilidad de las embajadas

La decisión del Gobierno de Ecuador de irrumpir violentamente en la Embajada de México en Quito, para extraer de ese recinto al exvicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, que había merecido en la víspera la institución del asilo diplomático por parte del Gobierno de México, tira al suelo penetrando hasta el subsuelo, el principio de Inviolabilidad de las Misiones Diplomáticas, consagrado de manera pétrea, en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, del cual Ecuador como México, también Perú, y la inmensa mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas, son Estados Parte.

El artículo 22 inciso 1 de este tratado dice, literalmente, lo siguiente: “1. Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor (Ecuador) no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión”.

Las imágenes de la policía ecuatoriana ingresando en la embajada azteca, y que el mundo ha visto con extraordinario asombro, condenándolo, además, colude flagrantemente contra el inciso 2 del referido artículo 22, que más bien exige de la autoridad ecuatoriana, una conducta contraria.

Mejor léalo usted mismo, respetado lector. Dice a la letra: “2. El Estado receptor (Ecuador) tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad”.

Esta vez el intruso ha sido el propio Gobierno ecuatoriano y me da mucha pena decirlo por el cálido pueblo hermano de Ecuador, exento de esta barbaridad diplomática. El hecho es gravísimo porque la referida Convención de Viena PROHIBE categóricamente que la autoridad del Estado territorial (Ecuador) puede penetrar en la sede la Misión del Estado acreditado (México).

Ahora bien. Con frecuencia se confunde la naturaleza de la INVIOLABILIDAD de las embajadas con la errada idea de la extraterritorialidad, que no existe en el derecho internacional, creyéndose, también, equivocadamente, que dichas Misiones son una suerte de pequeños territorios de un Estado dentro de otro.

Eso no existe porque las embajadas NO son soberanas. Distinto es que México, soberanamente, ha decidido la RUPTURA -comúnmente llamado rompimiento- de relaciones diplomáticas con Ecuador y anuncia recurrir ante la Corte Internacional de Justicia porque ha sido dañado letalmente el referido principio de inviolabilidad de que goza su embajada y porque Quito no extendió el salvoconducto para que Glas pueda abandonar et territorio ecuatoriano hacia México.

Pasó con Haya de la Torre, que permaneció 5 años en la Embajada de Colombia, aquí en Lima, porque Odría, que lo quería encarcelar y no podía hacer nada para detenerlo por hallarse intramuros el líder histórico del APRA, no quiso extenderle el referido salvoconducto. México también recurrirá a la CIJ porque se ha violentado el principio de inmunidad diplomática del que goza el agente diplomático.

Todos hemos visto perplejos y boquiabiertos en el suelo, al jefe de cancillería de la embajada mexicana, Roberto Canseco, mientras era violentado por cumplir con valentía su trabajo diplomático, pues es in extremis intocable, intangible, es decir, no es posible el uso de la fuerza contra quien representa a un Estado en otro.

El comunicado ecuatoriano de justificación de la incalificable y abusiva medida se cae de maduro. La calificación del asilo político corresponde exclusivamente al Estado que lo concede (México) y nunca al que persigue (Ecuador), conforme la Convención de Asilo Diplomático de Caracas, de 1954, pudiendo ser asilado, en consecuencia, hasta el mismísimo demonio, así como se lee.

El comunicado de la cancillería peruana de rechazo está muy bien; sin embargo, una medida audaz y que denote liderazgo de nuestra diplomacia hace rato debió promover, de un lado, el denominado VACÍO DIPLOMÁTICO, es decir, que los países que cuentan embajadas en Ecuador llamen a sus jefes de misión en consulta en señal de protesta, dejando desolado al Cuerpo Diplomático acreditado ante el Gobierno de Ecuador, y de otro, una reunión urgente del Consejo Permanente de la OEA y hasta otra, extraordinaria de sus cancilleres.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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