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Alan, a tres años…

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Fecha Publicación: 20/04/2022 - 22:10
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Se ha cumplido exactamente tres años que el Perú y el mundo se quedarían en shock. Un fiscal provincial adjunto, acompañado de un fuerte contingente policial y de una prensa ávida de escándalos judiciales, se apersonó a la casa del líder aprista Alan García con la intención de detenerlo. Eran las primeras horas de la mañana y nada hacía presagiar que lo que iba a ser una diligencia de rutina se convirtiera en un hecho que mostraría los horrores de una justicia politizada y encarnizada contra todo aquel considerado un enemigo del régimen de turno: el de Vizcarra.

El fatal desenlace del suicidio del exmandatario significó una afrenta para la justicia y un hecho que hasta el día de hoy no ha merecido una esclarecedora investigación que sancione debidamente a los perpetradores (intelectuales y materiales) de ese oscuro pasaje de nuestra historia política-judicial reciente.

García, a quien lo habían citado ese mismo día a declarar por enésima vez y que se había allanado a todo proceso iniciado en su contra, ya había adelantado que no iba a someterse a la humillación de mostrarse con ese infame chaleco de “detenido” y esposado en una escenificación que generaba el entusiasta alborozo de sus eternos odiadores, como ocurría en esos años.

Detener preventivamente a los procesados -políticos o relacionados con la política- de la manera más aparatosa posible con la complicidad de la gran prensa y encarcelarlos para investigarlos era la perversa costumbre de aquella época. Lo que era una práctica necesaria para peligrosos delincuentes comunes y envueltos en delitos de sangre (asesinato, secuestro, narcotráfico, terrorismo, robo agravado, etc., etc.) que constituían -y constituyen- un peligro latente para la sociedad, de pronto se amplió a todos los demás delitos con el aplauso de la mayoría de gente que creía -y que algunos idiotas siguen creyendo- que eso era -y es- justicia.

Lo cierto y real es que a lo único que nos ha conducido todos estos shows mediáticos es que a la fecha -y transcurridos cerca de cinco años de interminables investigaciones- no tengamos un solo juicio oral, ya ni decimos sentencia condenatoria, sea en el marco del caso Lava Jato y demás conexos o similares. ¿Es eso justicia?

El 17 de abril fue Domingo de Resurrección. Definitivamente Alan no va a resucitar, sí consideramos que su presencia en estos momentos significaría un contrapeso político relevante y necesario para hacerle frente a la podredumbre de gente que tenemos en el poder, algo que aquella infausta mañana del miércoles 17 de abril de 2019 nos lo arrebataron…y de la peor manera posible.

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