Alan y sus tres amigos
Alan fue una persona alegre, ocurrente, bromista, bailarín y cantante, lector infatigable de libros de historia, filosofía y política. Escritor, ensayista, conferencista y profesor universitario, escribió una docena de obras, centenares de artículos e innumerables cartas o correos. Sus memorias, todavía no publicadas, han sido su último esfuerzo para que podamos entender el sentido de su vida y experiencia política desde su niñez hasta diciembre del año pasado. Pero ahora voy a referirme a tres amigos suyos. El primero fue Arturo ‘Zambo’ Cavero.
El mandatario lo frecuentaba en su domicilio. Del admirable cantante de música criolla, decía que era un punto de identidad nacional y que su voz estaba cargada de alegría y patriotismo. Muchas noches estuvieron juntos, riendo, tomando pisco, comiendo tamales, cau cau y carapulca. A dúo cantaron ‘Y se llama Perú’ y ‘Contigo Perú’. A su muerte, el 2009, el Gobierno aprista decretó tres días de duelo nacional y el presidente García lo condecoró póstumamente con la Orden del Sol en el grado de Gran Cruz.
Alan también tenía sincero aprecio por Alfonso Barrantes, ‘Frijolito’, a quien visitaba en su casa de la urbanización La Castellana, en Surco.
Con Barrantes no cantaba, pero sí tomaba sus copas de pisco, comían, intercambiaban anécdotas y bromas, al mismo tiempo que hablaban de libros y política. De ‘frejolito’, personaje sencillo y ocurrente, educado y galante, Alan destacaba su bondad y capacidad de concertar, que contrastaba con otros dirigentes de izquierda, algunos de los cuales no lo querían por ser amigo de los apristas, partido al cual perteneció en su juventud.
Otro personaje admirado por Alan era el popular Víctor ‘Pitín ‘Zegarra, inolvidable y quimboso delantero del Alianza Lima.
En uno de sus cumpleaños en Palacio de Gobierno me dijo: “Hoy he recibido el mejor regalo por mi santo....mira quién está ahí “. Quien estaba era el popular ‘Pitín’ que, junto con Perico León, según Alan, hincha acérrimo del club de La Victoria, fueron los más extraordinarios jugadores peruanos. Se lo dijo. Rieron, aparentaron hacer una gambeta, hablaron de fútbol, se fotografiaron en esa inolvidable noche.
Son algunos de los muchos recuerdos que tengo de mi querido compañero y amigo, que debe estar libre, al lado de Dios, con sus dos amigos que lo antecedieron.
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