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Alianza democrática

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Fecha Publicación: 19/10/2021 - 22:00
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Hace muchos años escribimos que la única alianza permanente en el Perú era –y es- Alianza Lima y eso es un axioma hasta para los hinchas cremas. Sin duda, la afirmación resulta una perogrullada ya que de por sí este tipo de uniones son temporales, así se llamen la Santa Alianza o algo parecido.

En política, la cosa es aún más fugaz pero peor que la breve duración que pueda tener una alianza electoral entre partidos ideológica o programáticamente afines es que ésta no llegue a existir por las malditas divisiones y ambiciones subalternas y lleve al suicidio a las organizaciones políticas demócratas y al borde del precipicio a un país sino a su ruina. Por supuesto, hablamos del Perú y de ahora.

En las elecciones generales del 2011, nos salvamos por los pelos del abismo socialista castro-chavista gracias a la hoja de ruta y a la mediocridad humalista que mantuvo la dirección gubernamental casi en piloto automático. En las del 2016, se confirmó que nos acercábamos al pandemónium institucional debido a la confrontación cainita entre Ejecutivo y Legislativo y a la falta de visión de Estado.

El régimen que debió de ser de lujo no duró ni dos años; tuvimos a continuación tres presidentes y lo que ya era una partidocracia en decadencia quedó más que desprestigiada.

Para remate, en el proceso electoral de este año la aberrante división en la primera vuelta presidencial de lo que llamaremos el centro institucional, sumado a la falta de transparencia de los comicios que no garantizó la verdadera voluntad ciudadana, acabó llevando a Palacio a un gobierno de izquierda que hasta hoy representa una amenaza al Estado Democrático y Social que establece la Constitución del Perú y que respalda más del 70 % de los peruanos.

En 1915, los partidos de entonces celebraron una histórica Convención y eligieron a un candidato único para enfrentar la crisis política que se vivía. Los llamados líderes demócratas de ahora no podrían empezar por hacer algo semejante –es decir, UNIRSE- y contribuir a encauzar constitucionalmente la República que atraviesa una crisis mucho peor. Tienen la palabra. ¡AMÉN!

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