¿Alianzas pa’ cuando?
En vísperas de las Fiestas Patrias, resulta usual –y hasta rutinario o ritual– tratar de opinar o anticipar lo que será el Mensaje a la Nación que el Jefe de Estado dirige anualmente desde el Parlamento. Lo hemos hecho numerosas veces y más si es el último –a Dios gracias– del régimen de turno. En este caso, romperemos la “tradición”. La verdad, visto lo visto, importa poco la exposición de despedida que efectúe la sucesora presidencial sobre la situación de la República y la lista de mejoras y reformas que ofrezca. Su falta de credibilidad la tacha y la profunda crisis institucional y social, producto de la gestión gubernamental, la condena. La verdad, solo deseamos que las Fiestas Julianas de 2026 se inauguren con una nueva Administración capaz de sacar al Perú del actual desgobierno. Eso sí, por lo menos esperamos que las marchas y manifestaciones de protesta anunciadas para los días venideros se desarrollen sin chongo ni violencia y que el orden público sea debidamente garantizado.
En menos de diez días, vence el plazo para solicitar la inscripción de Alianzas Electorales de cara a los comicios de abril próximo. Al pergeñar estos renglones, únicamente se conoce en las filas de la centroderecha la del PPC–UNIDAD Y PAZ que lleva como precandidato a la presidencia de la nación al General (r) Roberto Chiabra, y por la izquierda de todo pelaje se avisa una cuadripartita y se vocea otra posible. Una locura suicida y caudillista a la vista cuando queda en liza una treintena de organizaciones políticas que van por la libre y que, con seguridad, más del 85 % o más de ellas desaparecerán en la primera vuelta por no pasar la valla legal.
El domingo pasado, una de las encuestadoras serias publicó la intención de voto presidencial a nivel nacional. Esta arroja que ninguno de los “candidateables” supera el 10 % del respaldo ciudadano y que el 50 % de los encuestados los rechaza a todos. Si esto ya es desolador, lo que es escandaloso –un amigo de afuera lo llama “síndrome peruano”– es que no menos de veinte de los aspirantes listados –con más del 2 % de apoyo o amontonados en el pobre rango de “otros”– son personalidades valiosas y demócratas y, por ende, no comulgan con las ruedas de molino que arrastran al Perú desde el 2021.
A riesgo de pecar de ingenuo olímpico, confiamos que antes del cierre del plazo los que nos identificamos con la alternativa política de centroderecha tengan una alianza más amplia y unida que nos represente. Empero, si ello no es posible, al menos que los partidos que adhieren a esta bandera lleguen a un pacto o entendimiento legislativo al inscribir las listas parlamentarias que permita asegurar la mayoría del flamante Congreso bicameral y la reconstrucción del Estado Democrático y Constitucional. De lo contrario, que Dios nos coja confesados y los responsables de causar la debacle de este proyecto democrático y liberal ardan en el infierno. ¡AMÉN!
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