AMARNOS: la solución a todos nuestros problemas
AMARNOS es el camino a nuestra felicidad eterna personal, familiar, social y universal. Sin embargo, qué difícil resulta para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, comprender y poner en práctica algo tan simple, poderoso y divino como es amarnos entre todos. La vida enseña que luego recibimos lo que dimos.
¿Nos amamos? ¿Aceptamos nuestra mente, cuerpo y alma como un obsequio divino? ¿Amamos a cada integrante de nuestra familia? ¿Nos tratamos bien, nos decimos palabras bonitas y compartimos momentos de cariño, solidaridad y gratitud cada día? ¿Llenamos nuestra mente de pensamientos y conocimientos que fortalezcan nuestra alma? ¿Tratamos bien nuestro cuerpo? ¿Nos alimentamos correctamente? ¿Descansamos lo suficiente? ¿Realmente nos estamos cuidando? ¿Tenemos todo en orden y limpio en nuestra mente, corazón, cuerpo, habitación, casa y trabajo?
Según la Biblia, cuando Jesús vino al mundo nos dio un claro y enfático mandamiento: “Ámense unos a otros. Así como yo los amo”. Pero ¿será posible amar a los demás si no nos amamos a nosotros mismos o si no nos perdonamos? Cuando hay algo dentro de nosotros que no amamos o no aceptamos —sea algo físico, mental o emocional, un trauma o enfermedad— entonces los pensamientos negativos sobre nosotros mismos se convierten en sufrimientos muy profundos originados por nuestros propios miedos, culpas y rencores. Y esto se convierte en una amargura comparable a la coraza de un erizo, dispuesta a dañar o alejar a todos.
Las púas serían las palabras y acciones negativas contra nosotros mismos y los demás. ¿Te imaginas a toda la humanidad sintiéndose así, como erizos listos para reaccionar y herirse mutuamente con púas filudas? ¿Es así como queremos vivir, en constante conflicto, dañando a los demás, a pesar de que sabemos que las divisiones solo traen desgracia, enfermedad, muerte, odio y pobreza espiritual y material?
¿Cuánto más vamos a esperar para perdonarnos y amarnos los unos a los otros? Cuando nacimos éramos bebitos inocentes, llegados a un mundo donde una madre y un padre y todos los familiares y cuidadores nos marcaron con sus propios pensamientos, palabras y acciones. Luego fuimos impactados por desconocidos, amigos, vecinos, compañeros, jefes, gobernantes y por toda la sociedad física y virtual que representa nuestro entorno. Pero también nosotros los impactamos a ellos.
¿Cuánto amor recibimos a lo largo de nuestra existencia? ¿Y cuánto amor real damos a los que nos rodean? ¿Crees que si no hubieras recibido nada de amor estarías aún con vida? Busca en tus recuerdos y observa cuántas personas, incluso desconocidas, han hecho algo bueno por ti y para ti en tus mejores y peores momentos.
¿Sabes quién actuó a través de cada uno de ellos? El gran AMOR INFINITO Y DIVINO que te creó. Ese que usó a tus padres para que nacieras. Ese que puso a prueba tu fe y amor propio. Ese que te salvó y te levantó en tus momentos más difíciles. Ese amor habita dentro de ti y se expandirá cuanto más te ames y más ames a los demás; cuanto más trabajes por la paz, la justicia, la honestidad y la verdad en ti mismo(a) y para los otros; cuanto más agradezcas y obres con humildad; cuanto más perdones con compasión; cuanto más pidas perdón y no vuelvas a pecar, aunque creas todo perdido.
Porque todos tus problemas se resolverán cuando te arrepientas y hagas hasta lo imposible para resarcir cada palabra, acción o decisión mala, oscura o perversa que cometiste. Si no lo haces, las pruebas continuarán. Solo el amor y el perdón mutuo sanarán a la humanidad. Sin amor, tu futuro, el de tu familia y el de la sociedad solo serán vacío y oscuridad infinita.
Todo depende de nosotros. ¡Bendiciones!
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.