Amazonas y cuestionadas autoridades
En vez de atacar a la prensa, como se hace desde el despacho del presidente del Consejo de Ministros, o de premiar con millones a gobernadores ayer vizcarristas y hoy castillistas, como el de Cajamarca, tal como lo ha hecho el ministro de Vivienda, los inquilinos de la Casa de Pizarro y las altas autoridades del Poder Judicial y la Fiscalía deberían interesarse más por lo que ocurre en la región Amazonas, donde todo anda de cabeza.
La fiscalización debe empezar por el gobierno regional, y lo propio en lo concerniente con la Corte Superior de Justicia y obviamente la Fiscalía, igualmente en la seguridad ciudadana y el servicio de salud pública. En el tema de obras de infraestructura también se debe investigar, por ejemplo la construcción de la carretera de Chachapoyas al Aeropuerto. En esto las autoridades regionales, ProAmazonas y los consorcios privados tienen mucho que explicar.
De manera que el Ejecutivo, el Poder Judicial y los demás entes autónomos del Estado, entre ellos la Fiscalía y la Defensoría, tienen que acercarse más a la población rural de Amazonas, tomar atención a sus derechos y su calidad de vida. La región Amazonas es una muy interesante como para afinar una serie de acciones en la administración pública y el control anticorrupción, por peculiaridades que podrían servir a un plan piloto para aplicar en otras regiones.
Pero es necesario que las autoridades caminen más la calle y los pueblos, porque se han generado bolsones mafiosos en distintos lugares, sobre todo en caseríos rurales de Amazonas, donde no se salvan malos jueces supernumerarios, improvisados fiscales, rondas campesinas que se han envalentonado con un gobierno que las ha alentado, pero no siempre estas tienen líderes sensatos ni sabios entre sus filas, menos ecuánimes o idóneos.
Es necesario mirar de cerca a lo que pasa para actuar en oportunidad y justicia, por ejemplo, en San Pablo de Valera, la Catarata Gocta, en la fiscalía de Jumbilla (Bongará), en el Juzgado de Jazán (Pedro Ruiz Gallo) y en las comisarías de los poblados más alejados de las pequeñas urbes amazónicas (Utcubamba). De manera que más importante que atacar a la prensa, vendría bien a la gestión del “premier” Bellido, o al Poder Judicial y Fiscalía, mirar de cerca lo que pasa en las comunidades alejadas del país. Valientes periodistas, como Andrés Gutiérrez, ciudadanos respetables como Fernando Ordóñez o campesinos dignos como Román Pérez, no solo solicitan la presencia del Estado, sino justicia.