América y sus cumbres
La Novena Cumbre de las Américas se anticipó con fricciones y exclusión de participantes por parte del anfitrión. Aun cuando es sabido que el resultado de un evento internacional refleja la calidad y capacidad de sus participantes. Sin embargo, esto no debe menoscabar el cumplimiento de los compromisos acordados, y propuestos dentro del marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU, establecidos en la Agenda 2030. Ellos se concretan en Plan de Acción sobre Salud y Resiliencia en las Américas; Nuestro Futuro Verde; Acelerando la Transición a la Energía Limpia; Agenda Regional para la Transformación Digital; Plan de Acción Interamericano sobre Gobernabilidad Democrática. Todo ello en el interés de lograr un desarrollo sostenible sin contaminación.
Hay un asunto que interesa al anfitrión. El condicionar la migración. Ello podría, por algunos, ser interpretado como una política que no favorece la integración continental.
El nombre mismo de este evento no es conciliador. El dividir América en tres partes no es símbolo de voluntad de unir. Denominar a un continente “las Américas” trae tanta confusión como si comenzamos a llamar al Viejo Continente, como “las Europas”, o al Asia, “las Asias”. Más aún si está representado en el cónclave el Caribe, región que no tiene denominación de América.
Igual reparo cabe hacer cuando se realizan las convocatorias del APEC que es una abreviatura de Foro Económico Asia-Pacífico. En este caso cabe preguntarse por qué no se le llama América Pacífico, teniendo en cuenta la realidad histórica sobre el encuentro con el continente asiático. Este continente fue a través del océano Pacífico principalmente acercado a la cultura y comercio occidental, en viajes que partieron desde América.
Hoy más que nunca es importante buscar una salida al laberinto de la integración en Latinoamérica, afectada por varios intentos que no tuvieron el éxito deseado. Una nueva arquitectura de cooperación en el continente se hace aún más necesaria ante los desafíos globales Esto recuerda al libro El Bloque Latino, del doctor Moisés Pinto Bazurco, escrito hace un siglo, en el que sugería promover las relaciones con todos los países latinos, más allá de las limitaciones geográficas de nuestro continente. Lo que puede practicar como embajador en Rumania, país con el que nos une valores comunes e intereses complementarios.
No cabe duda que esta Cumbre de las Américas marcará una ruta para la agenda de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se realizará en el mes de octubre en Perú. La capacidad de convocatoria de nuestro país está asegurada, y será una cumbre, sin retaceos, enteramente americana, para construir nuestro futuro.
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