Amigos del diablo

Heidegger se asoció al nazismo, y el filósofo sabía que vincularse al totalitarismo era ser cómplice de la represión de las libertades de los demás, nada más contrario a ser un filósofo. De haber sido yo judío, aunque Heidegger no moviera un dedo, lo hubiera considerado mi ejecutor. Un nazi de tribuna era, aunque no “recibiera órdenes como Eichmann” (lean a Arendt), un cómplice de aquel soldado que gaseaba judíos. Somos socios implícitos de lo que apoyamos e imponemos a los demás y, por último, si solo te arruina la vida a ti, es tu problema, carga con tu muerto, pero no me mates ni me lo cargues a mí.

No me tomaría tan a la ligera la responsabilidad de los que votan a sabiendas de un ideario totalitario en la lid. Puede que una votación sea irracional, lo que no hace más perdonable el error porque el abismo que uno elige para sí es también el abismo que uno elige para su sociedad. Tu capricho no puede tocar mi proyecto de vida ni mi libertad y nada hay más intrusivo y opresor que el comunismo.

Hay otros que abrazan al diablo una vez elegido, por un poco de poder. Qué les importa la libertad individual, el pensamiento, la expresión, el mercado, la democracia… que es también de todos los demás. Colaboran con el proceso sabiendo de Mao y Stalin, de Castro y Chávez, de la trágica represión totalitaria que representan. No hay diferencia de matices en el marxismo, su seña es siempre la tiranía, la verdad oficial, el partido único, la monocorde información y la violencia. Colaborar con el ideal totalitario es siempre una traición, porque cada uno de tus pasos amenaza mi libertad.

Petain se salvó del fusilamiento por viejo y por su presencia heroica en la Primera Guerra, pero será recordado más por su genuflexión a Hitler en Vichy y por los judíos que deportó, todo esto antes que por su gesta en Verdún. No reposa el viejo, como corresponde, en el mausoleo de Douamont. A su memoria se la picotearon los pájaros y se la devoraron por traidor.

Nadie es tan ingenuo para no saber o sospechar qué hay detrás de lo que apoya al punto de imponérselo a los demás. Siempre hay que tomárselo como algo personal, porque cuando se trata de los enemigos de la libertad afectas a todos y también me afectas a mí.

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