Año decisivo para el país…
Ya el país no soporta las medias tintas, los discursos intonsos y la blandenguería generalizados en el desgobierno en el que hemos caído por culpa del irresponsable ejercicio del poder en las más altas esferas.
El gobierno de la señora Boluarte y el Congreso deben acordar medidas drásticas para reencausar la vida económica del país y, sin dudas ni murmuraciones, cortar de raíz todo lo que viene bloqueando la inversión privada y la expansión de las áreas de producción que más ingresos producen y que más puestos de trabajo crean: la gran minería y la agroexportación; sin descuidar la emisión de normas que impulsen el crecimiento de nuestros emprendedores. Basta ya de una costra gobernante que se ha constituido en un corcho que bloquea el camino del progreso con gente que del color rosado no salen y ya es tiempo que se definan o son bien rojos o tienen el coraje y el conocimiento suficiente para enrumbar al país hacia los altos niveles de crecimiento del PBI a lo que ya nos habíamos acostumbrado.
No es posible seguir soportando impávidos la implosión institucional provocada en el Ministerio Público con indicadores inequívocos de inaceptables interferencias extrañas a su estructura orgánica, con niveles de indisciplinas que, partiendo de niveles inferiores, han quebrado el principio de autoridad al maniatar, apoyados por poderes desconocidos, a los niveles de representación y gobierno del más alto nivel. El indicio más peligroso radica en la difusión por los medios de comunicación sobre la existencia de un centro ajeno a la Fiscalía que manejaría toda la información recabada por fiscales en investigaciones de hechos delictivos paradigmáticos y también por la policía especializada que tiene escuchas secretas y conversaciones privadas útiles para el chantaje personal o institucional. Nada debe ser secreto al cabo de un determinado plazo cuando la investigación no produce resultados de sanción sino más bien de impunidad. El caso Lava Jato debe abrirse a la opinión pública en lo relativo a los acuerdos de colaboración eficaz mediante los cuales, los grandes ladrones andan libres y con todo su patrimonio mientras que el Estado ha sufrido enormes perjuicios.
Tampoco es tolerable mantener a una Junta Nacional de Justicia que ve y actúa contra los unos, pero se vuelve ciega, sorda y muda respecto de los otros que, por rara coincidencia, tienen afinidades ideológicas. Si la plaga caviar tiene que ver en todo esto, el corte del cordón umbilical debería ser rápido y de un solo tajo.
El sistema de justicia se encuentra desquiciado en medio de un fango de denuncias que van de un extremo a otro y que producen un permanente estado de desprestigio, pero una reforma requiere de un estudio concienzudo e integral porque el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Finalmente, en la lucha contra a delincuencia no se puede andar con tibiezas. Ya no más planes Boluarte.
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