Antauro a la reja
La libertad anticipada del reo Antauro Humala debido a una más que inverosímil redención de la pena por el “trabajo”, se supone que ha promovido su revisión en la vía administrativa y/o fiscal. Sin embargo, a la fecha poco o nada se sabe de estas acciones mientras el delincuente no sólo se ha declarado orgulloso de los crímenes por los que fue condenado –así que de “resocializado” nada-, sino que se pasea campante por el país en plan de prematuro precandidato presidencial y retando matonescamente a cuanto periodista o ciudadano cuestione o se oponga a su demencial ideario etnocacerista.
Todo hace presumir que la indebida liberación del penado de marras ha sido “otorgada” por el desgobierno de turno a fin de que el ex interno ande suelto en plaza para conveniencia de ambos. Pruebas al canto.
Su trabajo a lo “hello Kitty” ejecutado en prisión y que se computó para la redención de la pena fue negado inicialmente por el propio criminal y, la verdad, considerando su personalidad resulta improbable que lo haya hecho. Tal beneficio penitenciario –de proceder la calificación- debió ser resuelto por un juez de acuerdo con el Código de Ejecución Penal, cosa que jamás ocurrió. Ahora, en libertad, Antauro viene moviendo sus hilos militares y existen indicios de que ya jugaría en pared con el nefasto régimen castillejo para influir en el proceso de ascensos castrenses de este año y colocar en los altos grados a sus allegados gracias a la cercanía que tiene con el ministro de Defensa y con el actual Comandante General del arma que es su “promocional”. Favor con favor se pagaría tarde o temprano.
Bastaría esto, pero hay más. Hace apenas días se ha publicado una sentencia del Pleno del TC No. 126-2021 (Exp. No. 03644-2017-PA/TC) que, en cristiano, establece que es inconstitucional la excarcelación de quien no ha cumplido la totalidad de la pena, sin que el juez haya corroborado de que se encuentra RESOCIALIZADO porque viola el artículo 44 de la Constitución de “proteger a la población de las amenazas contra su seguridad”. Vaya coincidencia en el tiempo que explicaría el apuro para sacar a la calle al susodicho delincuente.
Antauro Humala, sin duda el interno más sancionado disciplinariamente de los últimos tiempos, ni se ha reeducado ni debió se reincorporado a la sociedad prematuramente. Es un peligro público y como tal debe estar tras las rejas, por lo menos, hasta que cumpla la totalidad de la pena en el 2024. ¡AMÉN!
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