¿Ante quién nos quejamos?
La pasividad de las fuerzas democráticas peruanas, consecuencia de una persecución implacable impulsada por la progresía caviar a lo largo de las últimas dos décadas, ha permitido que hoy la izquierda controle todos los estratos de nuestro Estado, sin haber ganado una sola elección definitiva. Hasta aquí, el dominio del socialismo tiene ribetes de las típicas autocracias sudacas donde el jerarca de turno hace y deshace y la gente tiene que someterse a sus ucases. Hay más. En las décadas del ochenta y noventa, la izquierda –que ejercía de oposición- acudía a los fueros trasnacionales para demandar al Estado peruano, alegando desde violaciones a los derechos humanos hasta abusos de poder. Ahora, en cambio, cuando las agrupaciones políticas han sido reducidas a la nada por la izquierda -que se encargó de difamarlas, perseguir a su dirigencia, ponerla tras las rejas y hacer escarnio de sus injusticias mediante el dominio que hoy ejerce en el Ministerio Público, el poder Judicial y la gran prensa- la izquierda con mayor ahínco continúa haciendo de las suyas, conocedora de que los fueros internacionales, adonde pudiesen acudir las víctimas para denunciar sus atropellos, desoirán cualquier queja y archivarán cualquier evidencia. ¿Razón? Los fiscales, relatores y jueces –como ese tal García Sayán, que viaja en primera clase pagado por algún Estado sudamericano muy pobre- están dominados por y/o forman parte del socialismo trasnacional. Ahí están de ejemplos tanto de la Comisión como la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Sirva esto para demostrar la orfandad en que estamos. Trasciende que las elecciones en marcha están amañadas por esta izquierda que maneja todos los hilos del poder, sin haber sido electa. Desde el interino Sagasti que transpira un socialismo maloliente, pasando por el jefe del Jurado electoral, la primera ministra, la presidente del TC, la Fiscal de la Nación, la presidente del Congreso, etc. Todas estas autoridades son so-cia-lis-tas/co-mu-nis-tas. Las comprobaciones de fraude ya fueron denunciadas por los postulantes cuyas candidaturas se las robó el Jurado electoral alegando justificaciones banales. Entre tanto el Jurado electoral permite que participen terroristas denunciados, procesados y condenados. Sería ocioso repetir el cúmulo de graves irregularidades patrocinadas por el presidente del Jurado. Este individuo se jacta de ejercer el doble voto al estilo venezolano, siendo un sujeto cuya trayectoria política está manchada por su convicción comunista y su defensa a senderistas que mataron a miles de peruanos. Pero sucede que el partido del lapicito representa justamente a esa estirpe extremista. Y delictivamente, el Jurado electoral ha pasado por agua tibia las graves infracciones cometidas por varios extremistas. Esto, que fue denunciado con pruebas, en cualquier democracia sería un escándalo que habría producido la expulsión y procesamiento del presidente del Jurado. No acá, donde el transitorio, inepto, mendaz, fariseo, accidental presidente Sagasti “puso el pecho” por un comunista llamado Jorge Salas Arenas, mandamás de un Jurado Nacional de Elecciones que podría fraguar un fraude para beneficiar al candidato del comunismo/chavismo/senderismo. ¿Ante quién quejarnos?
Mientras tanto, la democracia se fortalece sola. La encuesta que publica EXPRESO lo confirma.