Antología de la filosofía y eI Perú (II)
Seguiremos viendo cómo podemos aplicar la filosofía a nuestro Perú para actuar en nombre del bien común, mediante los enfoques de cada escuela a través del tiempo.
Ahora nos toca el Renacimiento que resurgió del interés por la filosofía clásica y la introducción de nuevas ideas. René Descartes, con su famoso “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”) en “Meditaciones metafísicas” (1641 d.C.), cimentó las bases del pensamiento moderno. Baruch Spinoza, en “Ética demostrada según el orden geométrico” (1677 d. C.), exploró la naturaleza de Dios y la realidad. Gottfried Leibniz, con su visión optimista en “Teodicea” (1710 d. C.), abordó la existencia del mal en un mundo creado por un Dios benevolente.
Pasamos a la Ilustración que trajo consigo una explosión de pensamiento crítico. Immanuel Kant, con “Crítica de la razón pura” (1781 d. C.), exploró los límites del conocimiento humano. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, en “Fenomenología del espíritu” (1807 d. C.), presentó su dialéctica histórica. Friedrich Nietzsche, con “Así habló Zaratustra” (1883 d. C.), desafió las convenciones morales y religiosas.
En el siglo XX vimos diversas corrientes filosóficas. El existencialismo de Jean-Paul Sartre, el positivismo lógico de Ludwig Wittgenstein y el estructuralismo de Jacques Derrida. Ellos transformaron la forma en que entendemos la realidad, el lenguaje y la sociedad. Una completa revolución.
En la actualidad, la filosofía continúa generando nuevas corrientes como el deconstructivismo de Derrida, el posmodernismo que cuestiona las verdades absolutas (si las hubiere) y las nuevas exploraciones en la filosofía de la mente y la ética.
Como vemos, a lo largo de la historia de la filosofía, el ser humano ha buscado respuestas a preguntas fundamentales mientras se deleita con el humor y pasión inherente a la condición humana. Desde las sutilezas graciosas socráticas hasta los juegos de palabras de Wittgenstein, la filosofía ha sido un viaje interesante, una exploración de la existencia que, incluso en su seriedad, no ha perdido el toque de humor que acompaña a la reflexión profunda en la búsqueda del conocimiento.
Nuestro país es mágico y lleno de detalles: pesquero (gracias a la naturaleza del Mar de Grau), agrícola (aprovechando 4 de las más de 7 MM de ha según la FAO), forestal (puesto 11 del mundo), minero (10 primeros puestos), turístico (agradeciendo la riqueza cultura de nuestros ancestros a lo largo y ancho), gastronómico (producto de la interculturalidad y nuestras grandes diferencias que nos unen en la mesa), mega biodiverso (tenemos más del 70% de diversidad del planeta), entre otros talentos más.
Si partimos de ese autoconocimiento práctico, nos toca enfocarnos en respondernos: ¿qué nos permite desarrollarnos en base a nuestra riqueza natural? Una de varias respuestas se sustenta en la inversión privada. Entonces, debemos razonar y realizar conductas hacia dónde debemos seguir para el bien común.
(*) Abogado, docente universitario, consultor legal
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