¿Apoyo a Boluarte?
Ruidosas han sido las últimas semanas gracias a los lamentos -por supuesto impostados- de quienes pretenden que nadie se acuerda que fueron ellos, marxistas, caviares, antisistema y frívolos mercantilistas acostumbrados o ansiosos de recibir ventajas impropias del Estado, quienes hicieron campaña, ya sea abierta o velada y, sobre todo, votaron, a favor de la plancha presidencial conformada por el mal chotano P. Castillo y la entonces funcionaria del Reniec D. Boluarte. Y, peor aún, que se hicieron los desentendidos cuando peruanos de bien, incluso ajenos a toda filiación partidaria, pero atentos a defender los normas y principios constitucionales en materia electoral, le hicieron frente al cúmulo de irregularidades en que incurrieron los entes electorales, principalmente el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), como el ocultamiento de las listas de electores en mesa necesarias de revisar para probar las denuncias e indicios sobre suplantaciones de votantes, sustitución de actas electorales e injustificadas anulaciones de los votos obtenidos en mesa por la opción que representaba Keiko Fujimori. Hay que resaltar que esos peruanos de bien sufren hoy persecución por malos fiscales.
Resulta entonces que ahora los “fans enamorados” de los candidatos escogidos por el no habido V. Cerrón, se lamentan que una vez vacado Castillo, por presunto corrupto y real golpista, haya sido sustituido en la presidencia de la República por su socia Boluarte, cuya candidatura a la vicepresidencia, hemos venido sosteniendo, nunca debió ser admitida por las instancias menores de la justicia electoral, con indiferencia del propio JNE. Admitida como candidata y supuesta ganadora la plancha que integraba, fue investida como vicepresidenta electa y con la potencialidad, convertida en acto, de ser titular del cargo de Jefe de Estado en reemplazo del prosor.
Los entusiastas castillo-dinistas, anhelan pasar la página de todo el oprobio que significaron los diecisiete meses de ineptitud y corrupción liderados por sus admirados gobernantes y buscan convencer a la ciudadanía de la necesidad de nuevas elecciones generales, donde obviamente pretenden participar usando vientres de alquiler. En estos días arrecian queriendo, maniqueamente, sugerir que quien no ataca a la hoy gobernante entonces la apoya.
Nada más abusivo que esa falsa dicotomía, que plantean al aire, incluso algunos ingenuos, pero que no soportan sea puesta en papel, aunque sea mojado. No resisten que les digan que es inviable pensar en que el actual presidente del Congreso, más allá de sus virtudes o defectos, quede encargado del despacho presidencial de la República y que en unos pocos meses, con las mismas autoridades electorales del 2021, se realicen nuevas elecciones.
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