Arde Francia

A raíz de que un policía disparó y abatió a un delincuente juvenil que había ignorado las señales que le hicieron y había escapado varias veces a los intentos de detenerlo, miles de musulmanes y migrantes de África y Medio Oriente están realizando una impresionante ola de vandalismo y destrucción, en la nación que los acogió y les brinda los servicios de un país del primer mundo.

Han asesinado a varios policías y herido a cientos de ellos, atacado comisarías, saqueado centros comerciales y tiendas, incendiado bibliotecas y escuelas.

Se calcula que hay entre 5.4 y 6.8 millones musulmanes en Francia, aproximadamente el 9% o 10% de la población, producto de la descontrolada inmigración permitida por los últimos gobiernos.
Aunque comunistas y caviares de Francia y el mundo entero intentan hacer creer que ese tipo de migración –en realidad, invasión- es buena, los resultados están a la vista y no dejan dudas: es perniciosa y contraproducente. (No debe sorprender la casi nula y sesgada cobertura de medios caviares a esos sucesos en el Perú).

Por eso tienen razón gobiernos como los de Hungría y Polonia, y más recientemente el de Giorgia Meloni en Italia, que se niegan a recibir las “cuotas” de migrantes de África y Medio Oriente que pretende imponerles la Unión Europea (UE).

El asunto es que muchos de esos migrantes no se integran al país que los acoge (como sí ocurrió con migrantes alemanes, irlandeses, italianos, polacos, etc. en los EE.UU. en los siglos XIX y XX), sino que se encierran en su propia cultura, religión y tradiciones. Peor aún, pretenden imponerlas al resto. Pero eso sí, exigen –a veces con violencia- ayudas y todos los beneficios que les puede proporcionar el país que los cobija, y cuyas leyes y costumbres no respetan.

En el caso que ha motivado esta ola de violencia y destrucción, la policía actuó como corresponde. Si el individuo abatido hubiera sido un francés blanco, no había sucedido nada. Pero como es un árabe musulmán, ellos pueden incendiar Francia.

El 7 de enero de 2015 dos terroristas islámicos asesinaron a 11 periodistas del semanario satírico Charlie Hebdo y a un policía. El 13 de noviembre de 2015, terroristas islámicos mataron a más de 130 personas en varios puntos de París, incluidas más de 80 en el teatro Bataclan. El 14 de julio –día de Francia- de 2016 un terrorista musulmán asesinó a 85 personas con un camión en Niza. En ninguno de estos espantosos casos, los franceses se dedicaron a destruir los barrios habitados por musulmanes y asesinar a sus habitantes.

Pero cuando un policía, cumpliendo con su deber, dispara a un delincuente que se daba a la fuga, ellos incendian Francia.

Como anotó Samuel Huntington, “donde quiera que miremos a lo largo del perímetro del islam, los musulmanes tienen problemas para vivir pacíficamente con sus vecinos. (…) Las fronteras del islam son sangrientas.” (“El choque de civilizaciones”).

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