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¡Arista persiste en revivir Petroperú!

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Fecha Publicación: 29/12/2024 - 23:00
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El deterioro socioeconómico que el ministro de Economía y Finanzas, José Arista, sigue causándole al Perú es simplemente estremecedor. Imbuido de un desparpajo colosal, Arista pisotea los principios fundamentales del equilibrio presupuestal como si estuviera administrando una bodega. A esto se suma su falta de liderazgo, aunada a una reverencial sumisión ante la presidenta Boluarte. Eso define una personalidad claramente contraindicada para quien ejerce las veces de maestro de las finanzas públicas. ¡Quizá el encargo más gravitante del país! Como ministro de Economía, Arista no solo ha sido, sino que continúa siendo incapaz siquiera de proponer alguna iniciativa para reducir la pobreza o para impulsar mejoras en la economía. Más bien, en un terrible desenfreno de irresponsabilidad, este ministro ha desbancado al Estado, dándole cuerda a una empresa pública no solo quebrada, sino inviable. Nos referimos a Petroperú. Burlándose de la ciudadanía —postrada en un atroz deterioro por las condiciones de vida en que se encuentra, tras la debacle general causada por el impresentable Martín Vizcarra con su desmanejo de la pandemia de COVID-19—, Arista recientemente ha quemado otros US$800 millones —con los que pudo erigir muchos hospitales o escuelas, o, por último, ampliar el suministro de agua potable para la capital del país, donde más de la mitad de sus once millones de habitantes carece de este servicio fundamental— para dárselos sin condiciones a una absolutamente quebrada Petroperú, solo a efecto de que pague una de las múltiples cuotas de aquellos US$8,300 millones que debe, avalados por el Estado. ¡La mayor temeridad que haya podido cometer un ministro de Economía y Finanzas! ¿Por qué aceptó el ministro Arista tan imprudente imposición política del sector procomunista del gobierno, que persiste en mantener a una empresa pública quebrada e inservible? ¿Acaso solo para retroalimentar a las incontables galerías sindicales simpatizantes de las izquierdas que, a lo largo de casi seis décadas, aún siguen recibiendo beneficios de la vaca lechera Petroperú? ¿Por qué no invertir los US$800 millones —y las subsiguientes cuotas destinadas a cancelar los oficialmente US$8,300 millones que debe esta empresa quebrada— en acabar con la peligrosa paralización de tanta obra pública a medias de los gobiernos regionales? Una operación que, sin la menor duda, generaría impuestos que ayudarían a que salga adelante este país.
Arista es el segundo ministro de Economía del régimen Boluarte. Y en tan brevísimo tiempo —tan solo por no haber luchado por la no privatización de esta petrolera de marras— Arista ha lastrado más al país que juntando las gestiones de todos aquellos ministros del ramo que le han precedido.
Este caos político-económico nace cuando los extremistas de La República, semiquebrado periódico defensor de Odebrecht, consiguen que su colaborador, Héctor Campodónico, asuma la presidencia de Petroperú y ordene adquirir una refinería que, a todo costo, no debió valer más de US$2,200 millones. Pero, siendo Petroperú, acabó costando US$8,300 millones, más muertos y heridos (coimas, que le llaman). Aunque, en vez de acabar con semejante monstruo de mil cabezas, Arista y sus colegas optaron por revivirlo, transformándolo en un voraz engendro autodestructor.

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