Así no se combate esta pandemia
Lo dijimos desde el día uno del confinamiento domiciliario ordenado por decreto. Dos semanas son absolutamente insuficientes para cortarle el ciclo de contagio al Corvid-19. Recién a los catorce días de inoculado el virus comienza la fase de reconocimiento estadístico, para aquellas personas que han resultado contaminadas del coronavirus encontrándose recogidas en sus viviendas. Entonces harán falta dos semanas más de enclaustramiento para sincerar la verdadera curva de incremento y/o contracción de la pandemia. Asumamos la realidad interiorizando que, por ahora, hay nulas alternativas para defendernos del Covid-19, fuera del aislamiento como arma para combatirlo.
Sin embargo la Salud Pública necesita acompañar al ciudadano en esta tarea titánica, donde la persona aporta el sacrificio de su libertad para evitar lo que viene ocurriendo en el orbe y que, muy fácilmente, acá pudiese afectarnos si descuidamos un instante esta batalla contra una plaga letal. Posiblemente el hecho de no haberse reparado en el temerario cambio del ministro de Salud -de un gobierno que afirma estar encargado de velar por la vida y salud de la ciudadanía- se deba a que la gente está concentrada en lo que se entera a cada hora a través de los medios de comunicación y/o las redes sociales, respecto al insospechado riesgo mortal que rodea a cada individuo. Contra lo cual, hasta ahora solamente queda aplicar medidas preventivas. No obstante en forma abrupta el presidente Vizcarra licenció a quien fuera ministra de Salud, en plena etapa del desarrollo más azaroso de una pandemia de peligrosísima factura. Sin brindar una sólida explicación Vizcarra despidió a Elizabeth Hinostroza de la cartera más crítica en estos instantes.”Creemos oportuno hacer el cambio de la ministra de Salud por un profesional que tenga más expertise en este tipo de problemas que está atravesando la salud del país”, espetó por todo haber el mandatario. Dicho sea de paso, no existe un solo profesional en el planeta con “expertise en este tipo de problemas”. Todo lo que rodea al coronavirus es desconocido y novedoso. De manera que, ante la opinión pública, el sorprendente hecho de remover a la ministra de Salud -cuando el karma que tenemos encima los peruanos es, exactamente, un problema de Salud- transmite enorme improvisación y, consecuentemente, mayor temor.
Pero, precisamente, el meollo del inconveniente de nuestra Salud Pública estriba en el estado de abandono en que se encuentra, al haberse privilegiado obras faraónicas de costosísimas carreteras inútiles, refinerias absurdas, etc., soslayado la construcción de eficientes hospitales para tratar a una población de 31 millones. No obstante la falta de nosocomios se agrava por la insuficiencia de respiradores (equipos elementales para salvar vidas), médicos, enfermeros, nutricionistas, tecnólogos, trabajadores sociales, etc. Esta denuncia la formulan los Gremios Unidos de EsSalud. Semejante carencia nos pesca, precisamente, en pleno desarrollo de la pandemia Covid-19. Incluso ayer el Sindicato Nacional de Médicos del Seguros Social condenó “la detención policial” del Dr. Teodoro Quiñórez Sánchez, secretario general del gremio, por denunciar “el caos y desorganización” en dicho nosocomio. ¿Así pretende combatir este gobierno la mortal pandemia Covid-19?