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Así que “el pueblo”, ¿no?

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Fecha Publicación: 24/01/2022 - 22:58
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Siempre he sostenido, de palabra y con los hechos, que el Congreso no es una fábrica de leyes y que su eficiencia no puede ser medida según la cantidad de normas que aprueba.

La reciente Ley aprobada por insistencia en relación al referéndum, en verdad podría haberse evitado, ya que reitera lo que muy claramente señala la propia Constitución en su artículo 206 y lo que en armonía con ella –como debe ser- prescribe la vigente Ley 26300.

Conforme al artículo constitucional antes citado, el Congreso de la República es el único ente estatal facultado para aprobar o no una reforma constitucional, dentro de la que el referéndum es una vía si es que la reforma logra al menos mayoría absoluta del número legal de congresistas. Si no se logra esa mayoría absoluta no hay referéndum alguno. Tampoco hay referéndum, por innecesaria la consulta, si la reforma es ratificada en dos legislaturas ordinarias con votación superior a los 2/3 de dicho número legal.

Pese a la claridad de la norma constitucional y legal, desde el gobierno del patético personaje que funge de presidente de la República se ha venido insistiendo en la monserga del referéndum para una asamblea constituyente y de prescindir de la decisión del Congreso de la República.

Su argumento favorito es “el pueblo”, la “democracia directa”, que ahora pretenden usar con más frenesí luego que el Parlamento decidió salirle al paso a tan maliciosa y terca mal interpretación constitucional del oficialismo.

En primer lugar, la Constitución de 1993 es la primera - y hasta hoy única - Carta Magna en ser aprobada por referéndum, realizado en octubre de 1993. Es decir, “el pueblo” ya se pronunció sobre ella y lo ha venido haciendo por casi 30 años, la última vez en junio de 2021, cada vez que eligió un Congreso con congresistas depositarios de la facultad de reformar la Ley Fundamental.

Si los seguidores criollos de Evo Morales (incluídos los 19 ministros designados a dedo y no por “el pueblo”) lograran su Asamblea Constituyente, Popular, Soberana y Plurinacional ¿acaso sería “el pueblo” el encargado de redactar la nueva Constitución, en una suerte de imposible asambleísmo de millones de personas? ¡No!, sería un grupo, quizás de 100 asambleístas, los que representarían “al pueblo”.

Vista la opacidad del último proceso electoral, lo más probable es que Castillo y compañía aspiren a que esos representantes sean del perfil de los hoy asiduos a Palacio de Gobierno y al pasaje Sarratea de Breña.

¡No hay que permitirlo!

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