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Fecha Publicación: 09/07/2023 - 22:40
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En nuestro artículo de la semana pasada (“O aprueban reformas o se van todos”) señalábamos que si el Legislativo no cambiaba su parálisis en relación a las reformas indispensables, el porcentaje de pobreza aumentaría aún más del 28.3% que alcanzaría al final de este año y, de seguir la parálisis actual, llegaríamos a las elecciones del 2026 con un nivel de pobreza que favorecería electoralmente a los candidatos de izquierda.

En la edición del jueves 8 de Gestión la calificadora Fitch ha alertado que la parálisis política, las elevadas tasas de interés y la baja en los precios del cobre, presionarán a los consumidores y empresas . Asimismo Fitch señaló que los riesgos crediticios a la baja para las calificaciones de Perú siguen siendo elevados en medio del debilitamiento de la gobernabilidad, la estabilidad política y las perspectivas de crecimiento.

En su opinión los desafíos de gobernabilidad, que están profundamente arraigados, y las crecientes incertidumbres políticas continuarán impidiendo las iniciativas de reformas y políticas y socavando las perspectivas de crecimiento económico.

Un problema adicional es que la desaceleración económica, la disfunción política y el descontento social se están volviendo más evidentes y serán difíciles de revertir hasta fines de 2024, lo que podría afectar la trayectoria macro y fiscal del (riesgo) soberano en relación con los otros países que mantienen la misma calificación de Perú, ‘BBB’. Y aunque no lo dice, insinúa que podría perder la clasificación en esa eventualidad.

Lo que sucede es que la parálisis política aumenta la incertidumbre, lo que a su vez afecta negativamente a la inversión privada, y en consecuencia al crecimiento, a la generación de empleo y al aumento de los niveles de pobreza. Las autoridades tienen que entender que en el exterior vienen siguiendo de cerca los negativos efectos de nuestro prolongado periodo de agitación política iniciado en el 2016. Y todo lo anteriormente mencionado está pasando factura. Pero un Ejecutivo sin iniciativas y un

Legislativo enzarzado en impulsar su propia agenda (con diversos intereses particulares primando sobre los intereses nacionales) parecen no percatarse de los muy negativos efectos que tendrá la tendencia de bajo crecimiento, aumento de la pobreza.

Por ejemplo, el Congreso parece no percatarse de los negativos efectos que la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria (27360, reemplazada por la Ley 31110) está ocasionando. Es que el espectacular crecimiento de las agroexportaciones (de US$650 a más de $ 10,000) se detendrá porque los cultivos no crecerán. Y el régimen de flexibilidad laboral de la 27360 estaba adaptado a los ciclos de los cultivos agrícolas, pero se han cambiado las reglas del juego. Además la 31110 estableció una Bonificación Extraordinaria del Trabajador Agrario. También están la negativa de eliminar las nuevas rigideces laborales introducidas en el gobierno de Castillo.

Actualmente estamos apreciando el evidente fracaso de los modelos izquierdistas de Argentina y Bolivia; sus ciudadanos atesoran soles para defender sus patrimonios, el Pdte del BCR es nombrado el mejor de la región. Pero aquí, tanto el Ejecutivo como el Legislativo torpedean a nuestro modelo económico, ¿esperan que nos bajen nuestra calificación crediticia para reaccionar?

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