¿Aún queda inocencia en tu vida?

Quizás pienses para qué sirve ser inocente. Si en la adultez hay que desconfiar primero antes de todo y con el tiempo darnos a conocer cómo somos realmente o a veces no llegamos a hacerlo, bajo esta forma de pensar nos crea una distancia de quiénes somos genuinamente.

¿Te acuerdas en la infancia o los primeros amores de la adolescencia? Sin duda que si en este tiempo sí puedes recordar esos momentos, seguro que sonríes y dices que con el chico o chica que te gustaba, te hacía sentir especial con mariposas en el estómago, solo estar entre miradas, sentir la mano de la otra, en tu mano era un estallar de energía. la inocencia nos hacía disfrutar de jugar sanamente, darnos los primeros besos, y la resonancia en todo el cuerpo por en ese primer momento, el darnos a conocer tal cual somos, la transparencia es lo que predominaba en este tiempo, el ser tal como somos sin miedo al qué dirán, lo que pensará el otro y sin ningún compromiso o conveniencia que rijan e influencien nuestros actos, es estar conectados con nuestra esencia, por eso, es tan importante que nuestro niño interior por tal prevalezca en nuestra vida cotidiana, es erróneo catalogarnos como inmaduros o quedarnos expuestos ante las personas y sus reacciones, desde mi punto de vista, para darnos a conocer desde lo mejor de uno, sin malicia, sin querer un retorno, sin una planificación previa, esta forma de vivir nos hace vernos auténticos, sanos y con un brillo propio.

Vivir conectados y resguardando nuestra autenticidad nos llevaría a relaciones saludable, a desapegarnos de las dependencias emocionales y del sufrimiento mismo, ¿por qué? El brillo que tenemos cuando bajo nuestra transparencia y conexión con nuestros sentimientos, es por eso que te insto a que revivas tu niño interior, y no en la parte de lo sufrido sino en la parte más brillante de la vida de nosotros disfrutando del ahora, del presente en lo que elijas vivir, esto es la premisa de hoy.

Si hoy te sientes defraudado, deseando grandes cambios en tu vida, regresa al momento de tu niñez soltando los malos momentos y solo conectando con el brillo de tu inocencia interna para dar paso al crecimiento interior, donde nos anclamos en lo mejor que vivimos en esta etapa y la llevamos a relucir como agua en el desierto.

Si es necesario recuerda la sensación de ese primer amor autentico, quizás algún día regresará por ti y tendrás que estar preparado interiormente, suelta cada acción que te somete a una repetición de momentos de vida con diferentes personas, córtalo con el amor y el perdón a ti, al reconocer que fallaste en una reacción o pensamiento para llevarlo al cambio, de eso se trata la columna de hoy.

¡Espero que a través de esta lectura pueda animarte a tener otra perspectiva de las circunstancias de sufrimiento y/o ansiedad, ten en cuenta que hay una ventana para descubrirte y abrazar nuevas oportunidades desde la práctica de hoy!

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