Basta de divisionismo, peruanos de la derecha

Tradicionalmente, la izquierda peruana ha estado dividida. Aunque desde que entró en la escena política Alberto Fujimori, nuestra derechona asumió esta patente y, a partir de ese momento –básicamente por miseria intelectual, aunada al gusanillo de los miedos–ha seguido resquebrajándose a niveles de vértigo. Tanto así, que para los comicios del año entrante se rumorea que tendríamos alrededor de una docena de postulantes disputando un número de votos cada vez menor. Obviamente, Alberto Fujimori fue tan demonizado y vilipendiado por los caviares –rojetes y corruptos– que mucha gente de derecha, avergonzada por la campaña de los caviares –imputando a quien era su principal figura política por crímenes de lesa humanidad– se alejó de ese credo. Este fue uno de los mitos de la izquierda que traumatizó a mucha gente de derechas, distanciándola del gobierno que salvó al Perú tanto de la bancarrota como del terrorismo.
La izquierda peruana antes había consolidado fuerzas infiltrándose con mucha habilidad en la primera gestión de Fernando Belaúnde Terry. ¡Por tanto, esa decisión de mucha gente de derechas de alejarse del fujimorismo desubicó a toda la derecha peruana! Desde entonces, esta derechona continúa dando palos de ciego, sin entender que los activos –¡y los pasivos!–forman parte de las trayectorias de todos los partidos políticos, sean estos de derecha o izquierda. Nuestra derecha necesita superar aquel sambenito de asesina, exterminadora y explotadora que le endilgan las izquierdas. Esto mismo ocurre cuando uno de sus partidarios asume el poder, y los rojos se erizan contra él, en probado espíritu politiquero. Bullying que no hace la derecha cuando quien triunfa es de izquierdas.
Ha llegado el momento de que la derecha haga lo mismo, dejando atrás esos miedos de todo calibre que ha acumulado por timorata, particularmente a lo largo del siglo XXI. Caso contrario, nuestra derecha desaparecerá y, consecuentemente, viviremos en el reino de la oscuridad, pisados por los rojos y sus socios, los caviares; gentuza que ni cuenta ni jamás contará con votos electorales, porque el peruano conoce de su canalla entraña y permanente habilidad para el engaño en todo orden de cosas.
Al mal tiempo, buena cara, les decimos a esos humillados miembros de la derecha, quienes se avergüenzan del cuento fabricado por la izquierda de que Alberto Fujimori fue un psicópata, un asesino serial porque acabó con Sendero Luminoso. Hablamos de una de las más inhumanas organizaciones terroristas que hayan operado en el mundo, capaz de exterminar a todo aquel que no comulgue con su prédica totalitaria para imponer, en el Perú, un régimen tiránico. Ese es el auténtico anhelo de la zurda criolla. ¡El Perú no podía combatir a los senderistas con hondas y huaracas! ¡Porque los fanáticos de Abimael Guzmán usaban metralla, dinamita y anfo! No, señores de la derecha. Es tiempo de que superen su trauma y mantengan sus ojos –y sus mentes– bien abiertos, razonando que al frente suyo tienen a una masa izquierdista unida, dispuesta a hacer lo que le sienta necesario con tal de llegar al poder y atornillarse allí para siempre.

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