¡Basta de endiosar a Castillo!
Hace veinte años que el corrupto Alejandro Toledo –el “cholo sano y sagrado”, según su esposa por segunda vez; el “indio de Cabana”, el “Pachacutec del tercer milenio”, como él gustaba presentarse- era un Pedro Castillo más. Un presidente oriundo de las serranías, endiosado por un sector recientemente surgido de la política –los caviares- a quien exhibían como Rey Midas poseedor de encantos sobrenaturales del glorioso imperio incaico. El toledano llegó a palacio declarándole la guerra a la corrupción del fujimorismo. Idéntico ocurrió diez años más tarde con Humala. Otro nativo –aunque sin los pergaminos quechuas ni harvardianos del borrachín Toledo- a quien los caviares elevaron a la condición de sobrenatural. Ya sabemos cómo sobreviven estos sujetos: denunciados, investigados e imputados por corruptos; aunque, pese al tempo corrido, aún no procesados, gracias a la “justicia” que dirigen los progre-caviares empoderados por ambos ex mandatarios.
El origen de la persona –americano, asiático, ario o africano- no debe ser usado como justificación para considerarlo mejor o peor que los demás. Cada cual tiene sus dones. ¡Y cada uno sus taras! De modo que a los comunistas, que tanto endiosan a Castillo, les decimos: basta de presumir que este individuo que hoy ejerce la presidencia sea alguien superior por sus ancestros. Los marxistas, adoradores de Castillo, ni deben ni pueden alegar que sea una persona calificada para dirigir el destino de 32 millones de peruanos. Empezando porque carece de la más mínima capacidad para conducir un Estado. Peor, en las actuales condiciones de crisis extrema. Pongamos las cosas en perspectiva, amable lector. Ni Castillo, ni la inmensa mayoría de sus ministros reúnen las exigencias que demanda nuestra sociedad para endosarles el manejo de su vida, salud y hacienda. Es tan obvio el ínfimo nivel cognitivo, intelectual y profesional del régimen Castillo que únicamente garantiza ahondar la crisis sanitaria, socioeconómica, etc., que nos agobia. ¡Aquel caos originado por Humala, Kuczynski, Vizcarra y Sagasti! Porque, recordemos señores. El declive arrancó en 2011 con Humala y lo intensificó PPK. ¡Pero fueron el miserable Vizcarra y el huachafo Sagasti quienes agudizaron las contradicciones –sociedad acomodada versus clase pobre- por haber abandonado al pueblo durante la pandemia! ¡Ahí estriba el triunfo del comunismo en los comicios del 2021! ¡Culpable del desastre peruano es entonces la saga socialista! Porque Humala, Vizcarra y Sagasti son progre por sus cuatro costados. Y Kuczynski se autocalificó de socialista, apenas elegido presidente. ¿No lo recuerdan?
Regresemos al “cholo” sano y sagrado. Ayer se cumplieron 18 años de la presentación del “informe” de la Comisión de la Verdad, ente capturado por la progresía caviar para reescribir la historia del cuarto de siglo de terrorismo. Así, lo que fue una guerra sucia, misántropa de la izquierda para “cambiar las estructuras” –el viejo anhelo comunista, ejecutado por su banda genocida conformada por sendero luminoso y mrta- pasó a ser un conflicto armado; los terroristas se convirtieron en luchadores sociales y al Estado (FFAA, Policía, autoridades) lo transformaron en genocida. ¡En ese instante, amable lector, se jodió el Perú!
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