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¡Basta de informalidad minera!

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Fecha Publicación: 25/11/2024 - 23:00
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Con marcada razón, el reconocido hombre de leyes, Enrique Ghersi, demanda que no exista actividad minera informal permitida por el Estado, incluyendo aquel infame vicio que subsiste —a través de concesiones otorgadas por ese mismísimo Estado— a los llamados “mineros informales”. Y agrega: “El problema con aquellos regímenes de excepción, como el Reinfo, o la ahora propuesta ley MAPE (pequeña minería artesanal), es que consolidan la marginación y no integran a los informales a la formalidad. La clave debe ser integrar todas las actividades mineras para acabar con la ilegalidad, eliminando los regímenes de excepción”.
En un país minero por excelencia como es el Perú —gracias a las enormes bondades de la naturaleza con su territorio— el hecho de contar con una minería formalizada y muy bien organizada resulta de capital importancia. Por el contrario, no hacerlo es un auténtico crimen social, porque priva no solo a quienes participan en la propia actividad minera, sino que impide al resto de la población gozar del beneficio que genera el resultado de la explotación de las riquezas propias de nuestra nación.
Hace ya suficiente tiempo que la problemática minera —que gira alrededor de contar con esa actividad debidamente formalizada— viene debatiéndose en encuentros y en foros profesionales, así como en los poderes Legislativo y Ejecutivo del Estado. Sin duda, desafortunadamente, el jarabe de lengua que tanto gusta a la politiquería local puede hacer interminable el intercambio de ideas de lo que debiera ser muy sencillo: la actividad minera solamente debe ser formal. ¡Como debieran serlo las demás labores en este país! Lamentablemente, la incultura de la informalidad se halla en exceso arraigada en este país. Al extremo de que, alrededor del setenta por ciento de las actividades socioeconómicas, en el Perú, son inconcebiblemente informales.
Como parte de las inveteradas malas artes de la izquierda que busca votos a base de informalizar el Perú, esta vez ha erigido un monstruo llamado Reinfo (Registro Integral de Formalización Minera) que, en rigor, no registra nada. Más bien, lo único que hace es consolidar el todo-vale, en medio de este marasmo de inconsistencias y autodestrucciones aceleradas de lo que fuera la minería nacional: otrora principal fuente de riqueza de todos los peruanos. ¡El Perú necesita que la minería regrese a ser la gran fuente de trabajo, generación de impuestos y, principalmente, acopio de divisas extranjeras, como siempre fue! Lamentablemente, ahora esta actividad está convertida en un antro, por culpa de aquellos votantes que pusieron el Estado en manos de gente inepta y corrupta, decidida a robarle a la mayor parte de los peruanos. En este caso, permitiendo la extracción de minerales sin control alguno y sacándolo por nuestras fronteras sin pagar impuestos; en contraste con lo que, durante siglos, ha hecho la minería formal: tributar muchísimo dinero. Recuerde bien, amable lector. La minería informal no tributa un centavo por el mineral extraído del territorio peruano, propiedad suya (dicho sea de paso), perjudicando severamente a la sociedad entera.
¿Alguna vez aprenderemos que la informalidad es el peor cáncer de una sociedad?

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