¡Basta de injerencistas!

Se acabó. Ni un día más podemos ser esclavos de la imposición progresista y globalista. Una injerencia basada en leyes y conductas "políticamente correctas", creadas arbitrariamente de manera unilateral por un grupo cada vez más minoritario de la población, pero que crece en poder, cual avalancha, por el miedo del sector que hasta ahora ha estado convencido de que mientras la economía avance, la cultura y la sociedad no deben ser resguardadas.
¿Quién es presidente de Perú?, les pregunto a ustedes.

La respuesta es solo una: Dina Boluarte. Guste o no, ese juglar de baraja española, que cambia las llicllas por los sacos Chanel cuando le conviene, preside nuestro país. Eso no es una opinión. Es un hecho.

Quien definitivamente no es presidente del Perú es el defenestrado Pedro Castillo Terrones, debido, precisamente, a su ridículo intento de autogolpe. El pollo no estaba ni vivo ni muerto, simplemente no estaba preparado.

Pero, ¿qué dice la comunidad internacional, presa de la "moralista parcialidad autopercibida" de la izquierda? Otra historia. El zurderío peruano es muy mañoso, engañoso y serpentino. Prestos salieron, entonces, a gritar 911 y SOS, en inglés y en humo. Nuevamente nos ganaron por coordinación y estrategia, porque por lógica y cordura jamás lo harán.

Cito parte del comunicado de la Fundación Internacional de Derechos Humanos (de personas de izquierda). "La Fundación Internacional de Derechos Humanos reconoce únicamente al presidente Pedro Castillo como legítimo jefe de Estado peruano constitucional y electo. Creemos que el incidente constitucional que desencadenó la detención arbitraria del presidente fue un paso más en una estrategia golpista contra los resultados electorales intolerables para la oligarquía conservadora peruana".

Con esta macabra mentira se les ha caído la endeble careta imparcial para revelar su bermejo rostro, pero no por vergüenza, sino por afinidad ideológica. Además, de la inconmensurable sed de imperio e injerencia, al punto de alterar el orden de los hechos y la soberanía constitucional del Perú.

"Dear International Progres", Pedro Castillo incumplió el artículo 117 de nuestra Constitución, Carta más Magna que cualquier manifiesto comunista disfrazado de "buenista" redactado por vividores de Estado. No fue una “detención arbitraria”, como risiblemente plasman.

Luego, siguen: "Nos solidarizamos con el pueblo de Perú en su búsqueda por defender el Estado de derecho y asegurar la democracia (…) Condenamos el carácter racista y clasista del lawfare que se libra contra la voluntad del pueblo peruano". Hay más ficción en estas líneas que en todas las películas de Marvel.

Basta ya de proteger a criminales so pretexto de ser humildes víctimas u oprimidos de la sociedad y el sistema. Castillo está donde merece estar: la cárcel.

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