¡Basta de parsimonia, congresistas!
Hace bien Aldo Mariátegui en insistir para que el Congreso comprenda, de una vez, la dimensión del momento actual que le ha tocado enfrentar como primer y único poder del Estado, auténticamente representativo de la democracia, de la constitucionalidad y de la legalidad. La gravedad de los tiempos no permite que quienes conforman el Parlamento se desenvuelvan como si estuviesen en una situación normal. ¡Son horas críticas para la República, señores miembros del Legislativo! Y como tal, ustedes están en la imperiosa obligación de ejercer sus funciones con la inmediatez, seriedad y energía que demanda esta coyuntura. El país se cae a pedazos; una enorme parte de la población perdió su empleo; la gente desempleada –y mucha que todavía tiene el privilegio de trabajar- está exasperada por el encarecimiento generalizado y la escasez que ya asoma; la delincuencia callejera es insufrible; la pandemia aún persiste. Pero en medio de esta realidad, el gobierno no gobierna; y el aún presidente Castillo persevera en su vil constituyente; en seguir atiborrando el Estado de personas indebidas, inútiles, atrabiliarias; y en reiterar nombramientos de sujetos prontuariados, y/o de personas ligadas al senderismo, premiándoles con rangos ministeriales. Esa es una lista corta de un sinnúmero de barbaridades que continúan repitiéndose desde hace ya meses en el Perú, sin que haya visos de acabar con semejante afrenta; sino todo lo contrario. Por último, está demostrado hasta la saciedad que aquel optimismo al que sigue aferrándose la mayoría congresal, esperando que Pedro Castillo cambie, no sólo es de tontos sino que a cada hora agrava la estabilidad social, política y económica de la nación.
Reiteramos. Mariátegui insiste, con razón, en que el Legislativo ponga énfasis sometiendo a debate so-lu-cio-nes, y no continuar soñando en que la crisis irá arreglándose sola. El asunto de la vacancia presidencial cobra una importancia capital, por ejemplo. El obstáculo son esos 87 votos necesarios para aprobarla. Pero Mariátegui insiste en que dicha valla no es por mandato constitucional. “El número se originó en una simple EXHORTACIÓN del TC que se recogió en el reglamento del Congreso por una resolución legislativa, una norma que se puede cambiar rápidamente con tan solo una mayoría absoluta (66 votos) de congresistas.” Existen al momento hasta dos mociones ingresadas al Congreso para realizar este cambio, que allanaría la vía para vacar a Castillo y acabar, de una vez por todas, con esta inaceptable, peligrosísima destrucción nacional.
Sería incomprensible que el Parlamento no le haya prestado la debida atención a una iniciativa de este calibre. Cada semana –probablemente cada día, desde ahora- el régimen comunista/senderista de Castillo sacará nuevos conejos de la chistera para arrinconar al Congreso y afianzarle el camino a su revolución marxista, siguiendo los dictados de La Habana tramitados por el embajador de Cuba en el Perú. ¿Alguien ha escuchado a la presidenta del poder Legislativo, Maricarmen Alva, decir algo sobre ambos proyectos? Pareciera que estuviesen encarpetados. ¡Es tiempo que el Parlamento adopte al más breve plazo alguna decisión para acabar con la amenaza de convertirnos en Venezuela II!
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.